Por el Dr. César Suárez
Los seres humanos solemos realizar controvertidas interpretaciones de cualquier acontecimiento para sacar concusiones antojadizas de cualquier cosa, la borra de café, la disposición de los planetas y de las estrellas, de las cartas de baraja, de los caracoles, y hasta los números que habitualmente son indiscutibles, los llamados neumólogos sacan concusiones que nada tienen que ver con la precisión de las matemáticas.
Todo sabemos que 2 más 2 son cuatro en todo el mundo y en sus alrededores sin embargo a mí hay números que me confunden.
Tomemos por ejemplo el 1, es el primer número de la serie el de menos valor entre los que no llevan ceros a la izquierda.
Sacarse un uno en las calificaciones de un examen es poco menos que una afrenta, significa que no aprendimos nada según el criterio del evaluador, pero también el uno en otras circunstancias, es el primero, el que ganó la competencia, el mejor de todos.
¡Es el uno!
Sin embargo, del 2, nunca nadie se acuerda, salió segundo, es un fracasado, haber perdido la final.
Sin embargo, el 2 también tiene su protagonismo, cuando se quiere demostrar la infalibilidad de la perfección de los números, nadie dice 1 más 1 son dos, siempre se dice, 2 más 2 son cuatro aquí en cualquier parte del mundo.
En ocasiones, el 2 necesita del 1, pero el 1 tiene sus cosas, y hay que respetarlo, al punto que, si uno no quiere, 2 no pueden.
De todos modos, en sumas, restas y unidos pueden generar infinitos resultado, pero en la multiplicación, uno no le sirve de nada al 2, porque 2 por 1 sigue siendo 2 y en ese caso el 2 se las arregla solo.
El 2 solo, es muy serio y centrado, pero si se une a otro 2, forma el 22 y la cosa cambia en forma radical, se vuelve totalmente loco sin embargo en el amor 1 no tiene destino, pero cuando 1 y otro 1 se unen, 2 generan una fuerza inconmensurable.
El cero solo es un número que no vale nada, pero él igual se las arregla acorde a su inteligencia, si se sitúa a la izquierda, resta, pero a la derecha, con solo estar ahí, multiplica a cualquier número por 10.
El 1 es individualista, pero cuando uno busca lleno de esperanza el camino que sus sueños prometieron a sus ansias, el uno pasamos a ser todos, porque se trasforma en cualquiera de nosotros.
El 2 suele necesitar al 3, porque no hay 2 sin 3 y en situación de crisis, donde comen 2 comen 3, y cuando se multiplican entre sí no hay otra opción que agarrar un paraguas porque 2 por 3 llueve.
Hay que reconocer que para bien o para mal, cada número tiene su personalidad y ahí van por la vida sumando, restando o multiplicando y al igual que cualquier planta, tienen la raíz, pero en su caso es cuadrada y cuando se comienzan a multiplicarse por su cuadrado se agrandan más que la inflación y si vas para Concordia, se multiplican por 10.
En una carrera uno es atento, 2 listos y 3 es ya y así podríamos continuar analizando la importancia de estos 3 números hasta el infinito de acuerdo a las circunstancias que se nos presenten.
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