miércoles 24 de abril, 2024
  • 8 am

Cartas en la manga

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
Cada individuo desde que toma conciencia de su existencia, piensa, comienza a tener inquietudes, ilusiones, objetivos, deseos, utopías y cuanto más pequeño se es, más utópicos son sus objetivos y menos se entiende de las limitaciones que impone cada realidad pero en la medida que se va creciendo se va tomando conciencia progresivamente de las circunstancia de la dinámica real, de lo posible de lo difícil y de lo imposible y cada uno se va adaptando a su realidad para poder organizar su vida dentro de un equilibrio razonable.
Cuando las personas se van volviendo adultas tienen necesariamente que hacerse cargo de su realidad personal y cada uno elabora para sí o lo expresa de algún modo planes que tiene para encarar su vida pensando en términos de la inmediatez o a mediano o a largo plazo.
Con el tiempo uno aprende que no todo sale como uno quiere o como uno lo planificó y de los errores de cada fracaso, si se es lo suficientemente listo, aprende y trata de corregir. La inteligencia individual y el devenir de las circunstancias irán generando los resultados esperados, los resultados más o menos parecidos o los fracasos que muchos lo asignará a la suerte o la mala suerte y tal vez a la desgracia.
Con el tiempo, al mirar a atrás nos sentiremos orgullosos, decepcionados o simplemente fracasados y si nuestra inteligencia nos da, aprenderemos que todo objetivo necesita de un plan interpretando lo más fiel posible la realidad que nos rodea para irse adaptando a cada curva de los vericuetos del camino.
Lo que es claro que por más pensado y realista que sea nuestro plan siempre algo o todo puede salir mal y que inevitablemente siempre hay que ir corrigiendo algo sobre la marcha para lo que es conveniente tener de antemano un “plan b” intentando prever cada cosa que podría salir mal.
De hecho, casi sin darse cuenta, la mayoría tiene la vida organizada en función de lo que podría pasar en ocasiones tan automatizado que casi no nos damos cuenta. Si estar por llover llevamos un paraguas, si pensamos que haber frío, llevamos un abrigo, si no estamos seguros que haber alguien casa para la hora de nuestro regreso, nos aseguraremos de llevar llave y ya en otro nivel, si tenemos auto, tendremos una rueda auxiliar, y para cuidar nuestra salud tendremos una cobertura médica y si tenemos miedo a los ladrones, colocaremos rejas, doble cerradura o contrataremos un seguro para el auto para la casa y hasta seguro de vida para proteger a los que los que puedas quedar desamparados.
Son todas actitudes dirigidas a mantener un determinado equilibrio, aunque hay quienes sólo piensan en ahora, muchos por necesidad de supervivencia y otros, simplemente porque sólo les importa el presente con la idea de que sólo se vive una vez y que quizás, más adelante, “Dios proveerá”
Lo cierto es, que si alguien pretende vivir sin sobresaltos es necesario tener un plan, tratar de “tener 2 mazos de cartas” y siempre disponer de una o más cartas en la manga por si la magia de nuestro plan falla e intentar salir ileso de cualquier contratiempo.
Pensar un plan antes de echarlo a andar suele costar mucho trabajo, pero devuelve con creces el esfuerzo realizado, intentar prevenir lo que podría salir mal y analizar por las dudas la solución, es colocar “cartas en la manga” para sacarlas a relucir sin son necesarias y rellenar los huecos inesperados, pero si todo sale bien, simplemente las devolvemos al mazo.