jueves 2 de mayo, 2024
  • 8 am

Adolescencia y consumo

Gisela Caram
Por

Gisela Caram

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Ps. Gisela Caram
En la columna anterior planteé algunas cuestiones en relación al inicio de los consumos problemáticos en adolescentes.
Si lo leyó y se puso en alerta, porque observó alguna conducta en su hijo que le llamó la atención, tómelo con calma, cuando son menores de edad, identificar el problema, buscar caminos de información y orientación, son el primer paso a dar antes de atacar o acusar al joven.
Si sigue pensando “mi hijo no”, es lo primero que queremos pensar, porque sabemos lo problemático que es…negamos por la angustia y el temor que nos provocan las dependencias.
El transitar esta etapa de desilusiones, decepciones, cambios en la vida, en sus cuerpos que van cambiando tan rápido, en sus pensamientos, en la gran estimulación y bombardeo de cosas fugaces en sus redes y contactos, en esa necesidad de sentirse bien, la gran mayoría, prueba.
Y ojalá quedara en eso. Una experiencia para contar.
Hay momentos que se prestan para HABLAR DEL TEMA, el compartir una película y comentarla, el mirar el noticiero y solo con ver “los policiales” es un disparador para hacer comentarios acerca de.
Parecería que los asesinatos que se ven en los informativos todos tienen que ver con ajuste de cuentas y “bocas de venta”.
Creo conveniente comenzar la psicoeducación con respecto a este tema, desde la etapa escolar.
Hace años que trabajo con un libro de cuentos, que sin nombrar la palabra “droga”, muestra la historia de unos duendes traviesos que, por experimentar nuevas sensaciones, terminan mal. Los niños captan rápidamente el mensaje.
Es cuestión de hablarlo primero entre padres y expresar la posición de ambos, frente a los hijos…
El antídoto para canalizar todas las energías de los niños y adolescentes es el deporte. Nada más saludable y que les va dando seguridad y confianza.
Y que les devuelve una imagen de sí mismos fortalecida. No olvidemos en esta etapa, se vive muy fuertemente el cambio físico. Esto los lleva a aislarse a encerrarse en sí mismos y la actividad deportiva, agrupa, socializa y da confianza en este proceso interno.
El transgredir, propio de la adolescencia, a veces es una copia de lo que observan de sus padres, del consumo de drogas permitidas, sino de situaciones, como transgredir normas de tránsito, o adicciones sin sustancia como los juegos de azar, los video juegos.
La vulnerabilidad de esta etapa de la vida, el no manejar sus emociones, es la que lleva a no sentirse seguros frente a los demás.
No olvidemos que la corteza prefrontal es la última en desarrollarse, y es la que tiene que ver con las decisiones asertivas, el control de los impulsos y deseos…
Algunas cuestiones que hacen al prevenir:
* Hablar, conversar con los hijos.
* Estar informados y trasmitir información, desde la casa y desde las instituciones.
* Hablar del deterioro que ocurre a nivel del desarrollo integral.
* Explicitar que el cerebro no está maduro y es más vulnerable, y que algunas partes del mismo, recién llegan a estar maduras sobre los 21 años, y que esto, le puede traer graves consecuencias.
* Que cuánto más chicos comiencen experimentando, más riesgo de adicionarse corren (algo que leí en un cartel frente a Salto Shopping, “el alcohol es la madre de todas las drogas”) y el alcohol, que desinhibe, libera por un lado, es la puerta de inicio.
* Propiciar los grupos de amigos que vienen juntos por mucho tiempo.
* Invitar amigos, y conocer los amigos de los hijos.
* Fortalecer la autoestima.
* Estar atento al rendimiento liceal, prestar atención a los intereses de ellos y acompañarlos, aunque nos parezca que no quieren, o no necesitan, o solo quieren estar con ellos mismos, encerrados en sus cuartos con el celular.
Es una etapa que la afectividad y los límites parecerían no ser necesitados, porque se la saben todas, pero no es así. Si cada adulto se pregunta cuánto quiere a sus hijos, la respuesta sale automáticamente, pero, ¿se ha preguntado, cómo lo cuido?
Querer es una cosa, y CUIDAR, otra…