domingo 19 de mayo, 2024
  • 8 am

Saturante

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce De León
Todos los días tiene mucho para hablar. Sucede que le cuesta, y mucho, estar en silencio.
Sus temas se reiteran interminablemente. La variación radica en el calor con que los reitera o relata.
Sobre cualquier tema tiene un comentario para realizar (hasta la publicidad merece sus comentarios) por más que siempre concluya en un mismo tema.
Cuando no comenta algo se dedica a realizar algún relato, por supuesto, imaginario.
Son discursos o conversaciones que realizó en alguna oportunidad conforme su fantasía.
Pero son horas interminables de permanente hablar. En oportunidades varían los oyentes o se conserva uno como tal.
En lo personal llega un momento en que nada anhelo tanto como que calle por un rato.
En sus conversaciones siempre requiere ser escuchado y ello implica estar mirándole.
Parecería que si no se le mira no se le escucha y nada se puede hacer en simultáneo puesto que hay que estar pendiente de lo que dice por más que ya se le sepa de memoria.
Sus temas se reiteran y, por lo tanto, ya son realidades escuchadas en infinidad de oportunidades.
Hable de lo que hable siempre concluye en el tema fútbol y realizar tal cosa es despotricar contra determinados equipos y contra las simpatías de la mayoría.
Soy un convencido que esa aversión por determinados equipos no responde a otra cosa que a su buscar llevar la contra.
Lo mismo sucede con sus comentarios sobre política donde entrevera cargos y personas.
Como carece de muchas nociones lo mismo le da sea de un departamento como de otro. Todo es igual, todo da lo mismo.
A él lo que verdaderamente le importa es que se esté pendiente de él y por ello, en oportunidades, se torna saturante.
Luego de alguna actividad parroquial donde él no puede tener algún protagonismo y yo no puedo estar exclusivamente para él, parecería, debe recuperar el tiempo que su persona no fue centro de atención y para ello me satura con palabras o noticias que solamente son producto de su necesidad de recuperar mi atención.
“Pasaron por la tele, cuando usted no estaba…” Así suelen comenzar sus historias o noticias que se prolongan durante mucho tiempo.
Si las noticias son de deporte todo es un entrevero de cuadros, países y torneos con un propósito increíble ya que en oportunidades deben jugar “para ver si no se equivocaron con la copa que le dieron a…” y allí menciona a algún equipo que salió ganador de un torneo y el mismo no era de sus simpatías.
Si las noticias son de otro carácter el entrevero puede ser más original ya que, por ejemplo… “En Fray Bentos cayó piedra y la estaban necesitando porque quieren arreglar unas calles”
En oportunidades uno debe hacer de traductor de sus historias pero cuando me habla no necesito de un traductor ya que es mucho el tiempo que llevo escuchándole.
Eso hace que, algunos días, su permanente hablar resulte más allá de toda tolerancia posible y ello se acentúa con algunos tragos de más.
A él no le importa mucho lo que dice ya que hay veces en que se pone a hablar hasta llegado el momento en que no sabe cómo continuar su alocución y queda en silencio en la mitad de una frase o deja en suspenso una palabra que nunca concluye de pronunciar.
Allí pasa a otro tema que suelen ser sus interminables caballos de batalla: el fútbol y su rechazo a algunos equipos.
Hay veces que no me incomoda su constante hablar pero hay veces en que su incansable parloteo satura hasta llegar a dejarlo con las palabras en el aire y retirarme.
Quizás ha estado tanto tiempo solo que necesita hacer las cosas hablando para saberse acompañado.