martes 26 de noviembre, 2024
  • 8 am

¡Vamos Argentina!

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Minervine

Dr. Fulvio Gutiérrez
Argentina vive hoy momentos muy difíciles. Está inmersa en un mar de incertidumbres sobre su futuro político como nación, habida cuenta de que su pueblo reaccionó de una forma que nadie esperaba, y sacó literalmente del gobierno y del poder, a una caterva de delincuentes que se autocalificaban de peronistas, y que bajo el manto impoluto de “políticos” o “sindicalistas”, hicieron de la política, un instrumento para mantenerse en el gobierno y en el poder, para su propio beneficio personal. Con ese fin, todo valía. Como decía Nicolás Machiavello, el fin justifica los medios. Con la particularidad de que el fin no es el general de la población, sino el fin personal de cada uno de ellos. Son los peronistas, ahora denominados popularmente “peronchos”, expresión descalificadora que inventó el común de la gente.
Lo que nadie jamás pensó, es que iba a aparecer de la nada, un casi desconocido diputado de apellido también desconocido, que gritando a voz en cuello consignas totalmente contrarias a las oficiales y oficialistas, les iba a arrebatar el gobierno por paliza. Javier Milei, fundador de un nuevo partido político denominado “La Libertad Avanza”, obtuvo el 56% de los votos de la ciudadanía argentina, hecho que no se daba desde hace más de cincuenta años, cuando fueron presidentes Juan Domingo Perón o Hipólito Irigoyen. Y los Alberto Fernández, las Cristina Fernández, los Sergio Massa, la impresentable “Cámpora” de Máximo Kirchner, se vieron de un día para el otro, legítimamente desplazados. Es que la situación no daba para más. Hace unos domingos atrás, recordé que la Argentina tiene una inflación del 140 %, el 46.6% de su población está bajo el índice de pobreza, con una deuda externa de U$S 147.784 millones de dólares, y ha perdido su credibilidad a nivel mundial por los incumplimientos en serie de sus obligaciones financieras. Ya nadie le fía y cuando lo hace, le impone condiciones extremas que afectan inclusive su propia soberanía. Gobernantes corruptos e ineptos la han llevado a esta increíble situación. Hoy solo siembran planes sociales y cosechan parásitos, para beneficio de sus “votantes” y de una parte de la población acostumbrada a los “planes sociales”, que no son otra cosa que pagos mensuales que sustituyen al trabajo. En estos momentos, el país debe pagar antes de fin de año, una cuota de mil millones de dólares por acuerdos contraídos con el Fondo Monetario Internacional que no los tiene. Las provincias no tienen el dinero para el pago de los aguinaldos porque el gobierno saliente no les hizo las entregas mensuales a las que se había obligado. Pero si para muestra basta un botón, el gobierno porteño no tiene dinero para mandar hacer chapas para los autos que se quieren empadronar, y decidió entregarles en su lugar, una hoja de papel blanco para que la coloquen en el parabrisas. ¡Una cosa de locos! Pero hay más. Resulta que el gobierno de los Fernández, han inventado una serie de planes de ayuda a los pobres pero que no se los entrega a esos pobres. Montones de dinero con ese fin, son entregados a los líderes sindicales y piqueteros de una docena de planes, y son estos los que reparten el dinero. Pero lo reparten con condiciones: ir a las manifestaciones, militar a diario contra el gobierno, y hacer lo que esos denominados “gerentes de la pobreza”, así lo ordenen. ¡Vergonzoso, inhumano, vil! Hace unos días, cuando Milei tomó conocimiento de tal barbaridad, dijo eso no va más. Y claro, saltaron enseguida, porque les quitan la teta y la vaca. Los planes se revisarán, y se van a mantener, pero se les paga directamente a los beneficiaros, sin intermediarios.
Y cuando en el Uruguay estábamos conociendo esas barbaridades del gobierno argentino saliente saltan, una vez más, con sus comentarios los inefables izquierdistas uruguayos. Los mismos que dijeron que Alberto Fernández es “un político clase A” (Orsi) o “Si pudiera votar, votaría por Sergio Massa con las dos manos” (Mujica), son los que ahora pretenden inducir a la inestabilidad institucional. Frente a este escándalo de corrupción y a una votación histórica a favor del presidente electo, a Mujica no se le ocurre nada mejor que advertir que “inevitablemente” habrá resistencia en las calles a las medidas de Javier Milei. Y uno se pregunta;¿esto es predicción, deseo o incitación?