viernes 26 de julio, 2024
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¿Dónde vives?

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín
Ponce de León
No era un alago simple. Era un reconocimiento de una misión que se hacía tarea.
El “Cordero de Dios” era el que daba su vida para, con su muerte, liberar de los pecados a los que se habían confiado a él.
Aquel alago – reconocimiento, llamó la atención de esas personas que se acercaron hasta Él para preguntarle dónde vivía.
El relato no nos dice dónde vivía sino lo que hacía. Es que, para Jesús, vivir es hacer. Su lugar era donde estaba y donde iban a buscarle. Su lugar era cualquier espacio donde podía encontrarse con aquellos que sufrían necesidades.
Lo de Jesús puede resultar un tanto extraño pero, también, muy sencillo. Con sus acciones Jesús se va transformando en un progresivo y creciente punto de referencia.
Como punto de referencia su persona es todo. Lugar de encuentro, referencia donde acudir, espacio para plantear necesidades.
Con sus acciones fue volviéndose diferente para muchos y así transformándose en punto de referencia.
A Él acudían en busca de ese signo que los liberaba y les devolvía esa condición de persona que “la Ley” les había hecho perder.
La enfermedad era signo de su condición de pecadores y como tales estaban socialmente excluidos. Jesús les devuelve la salud y con ese simple gesto volvían a saberse insertos en la sociedad y recuperaban su condición de personas.
Jesús siempre estaba disponible para quienes le necesitaban. Mirando el hacer de Jesús y su relación con los necesitados bien se puede afirmar que todo se apoyaba en su persona y en su actuar.
Siempre tenía tiempo para escuchar las cuitas de los demás y siempre estaba dispuesto a brindar la respuesta que se encontraba a su alcance.
Allí es donde vive Jesús. En la intemperie. En la intemperie estaban las necesidades y su gente.
En la intemperie estaban los que se sabían al margen o al borde de los caminos.
En la intemperie estaban los marginados que deseaban volver a saberse personas.
En la intemperie estaban los pide pan y sus manos extendidas. En la intemperie no había seguridades pero Él se sentía seguro puesto que esa era su tarea y su misión.
En la intemperie se sabía construyendo el Reino de Dios y buscaba ser fiel a tal tarea. “¿Dónde vives?”.
Y la respuesta no podía ser otra que “Donde me encuentres”. Jesús vive en su tarea, en su actividad.
Su quehacer es su morada y su lugar. “¿Dónde vives?” y, también hoy nos conduce a la intemperie y se hace punto de referencia para mostrarnos lo que hace e invitarnos a realizar lo mismo- Jesús no es una doctrina sino un estilo de vida que debemos realizar animándonos a encontrarnos con los demás en la intemperie de nuestra existencia.