sábado 4 de mayo, 2024
  • 8 am

No hay apuro

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce de León.
Sobradamente sé que ello debe ser mi actitud en este momento. Debo asumir todo es novedad y debo poder acercarme, progresivamente, a ella.
Es una realidad que no debe tener recetas sino que debo asumir que las oportunidades irán surgiendo de la misma gente. La teoría es muy clara y no admite otra postura. “No hay apuro”.
Igualmente, debo reconocerlo, me cuesta aceptar que ello debe ser así. Me descubro con una tarde completamente libre y me resisto a aceptar que ello no es otra cosa que una parte del “No hay apuro” No es porque me aburra o no sepa en qué ocupar el tiempo. La ansiedad me juega en contra y deseo tener algo concreto para hacer.
Es en esos momentos donde el “No hay apuro” se me vuelve inaceptable o incomprensible.
Pero asumo que es lo que la realidad me está diciendo y pidiendo. Muchas veces la prisa nos apura como si todo se limitase a realizar cosas sin mucho sentido sin verdaderas motivaciones.
Estamos llamados a asumir la realidad y para ello debemos tomarnos el tiempo necesario para escucharla y poder encontrar respuestas útiles y necesarias.
La realidad no es un terreno de experimentos donde pretendemos imponer lo que se nos ocurre.
De actuar así podemos tener la fortuna de realizar un gran acierto o podemos encontrarnos de cara con un fracaso porque con una oferta que no responde a lo que la realidad demanda. Podemos tener alguna experiencia de acercamiento, escucha y respuesta a la realidad pero nunca nos vamos a encontrar con una realidad que se repita o en la que podamos encontrar recetas aplicables. La realidad no es un algo que debemos enfrentar desde premisas como: “Porque a mí se me ocurre”; “Porque yo quiero” o “Porque en otro lado dio resultado”.
Debemos encontrarnos con la realidad escuchándola, caminando con ella y buscando respuestas a situaciones que van surgiendo.
La realidad debe ser, siempre, nuestro punto de partida. Ante la realidad: “No hay apuro” La realidad nos demanda mucha paciencia. La paciencia de escuchar. La paciencia de dar pequeños pasos. La paciencia de no querer imponernos.
La paciencia de adaptarnos a realidades siempre cambiantes. La paciencia del acierto y del error. “No hay apuro” significa dejarnos cuestionar y estar atentos. “No hay apuro” no es quedarnos de brazos cruzados puesto que es sentir que estamos cuestionados y debemos intentar una respuesta.
En todos nuestros ámbitos de vida debemos actuar movidos por ese “No hay apuro” que, en muchas oportunidades, nos puede resultar incómodo.
Es mucho más simple pretender avasallar a la realidad e imponernos pero ello suele concluir en un fracaso y a nadie le agrada malgastar esfuerzos y que los mismos conduzcan a nada.
Nuestros esfuerzos tienen sentido cuando son una ayuda que transforma o dignifica la realidad y para ello, aunque sea una realidad urgente y necesaria, “No hay apuro”.