martes 2 de julio, 2024
  • 8 am

Los lobos

César Suárez
Por

César Suárez

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Por el Dr. César Suárez
Las circunstancias de la vida inevitablemente inciden en la conducta de las personas, las alegrías y las frustraciones modelan la personalidad de cada quien, en gran medida dependiendo de la estructura emocional que cada uno tenga, lo que hace que 2 personas que vivan en circunstancias similares reaccionen en forma diferente pero siempre condicionados por su entorno y por las pautas educativas que van impregnando las emociones, por un lado la educación formal, pero sobre todo por las pautas culturales que atraviesan a cualquier grupo humano que van siendo cosechadas a través de la historia de cada comunidad que le dan su personalidad, por eso nuestros jóvenes promedialmente piensan y actúa muy diferente a quienes se hayan criado en una comunidad musulmana o hindú o china o japonesa, la historia cultural sin dudas modela la forma de pensar y de actuar de cualquier comunidad.
Por todas estas razones y mucho más, es tan difícil tejer y reparar un tejido social, sobre todo si está desnaturalizado por las carencias, la informalidad, las frustraciones, el desarraigo, tanto laboral como cultural.
Pero también hay que considerar al otro extremo, los que suelen nadar en la abundancia con infinidad de alternativas disponibles, pero la persona se educa en un ámbito donde prima el egoísmo con falta de apego, sin empatía, sin sentimiento de solidaridad, generando un terreno fértil para la generación de una grieta social creadora de conflictos evitables y que desnaturalizan la convivencia de cualquier comunidad.
Por suerte, siempre existen líderes positivos que suelen marcar los caminos de creatividad, de solidaridad y justicia que escriben esa historia de la que después nos sentiremos todos orgullosos.
De toda esa suma surge la identidad de una comunidad donde cada uno y todos somos responsables y donde los líderes sociales juegan un papel trascendente orientando a cada comunidad a tomar el rumbo más adecuado.
Lo cierto es que nada surge porque sí y cada acontecimiento social tiene sus raíces que muchas vienen de muy lejos y que su análisis resulta ser fundamental para entender la realidad de cada lugar porque cada grupo social tiene su historia que inevitablemente condiciona el presente y que termina por explicar la razón de nuestra forma de ser con todas nuestras virtudes y nuestros defectos.
Los errores cometidos en el pasado no le salen gratis a ninguna comunidad del presente y todo lo bueno generado en el curso de nuestra historia colectiva termina por formar parte de nuestro orgullo que, aunque no hayamos participado en su concreción nos sentimos reconfortados de que haya sucedido.
Con todo ese bagaje transita cada individuo que aparte de esa carga ambiental, cuenta además con la capacidad de pensar y crear su propio pensamiento.
Quiero rescatar para concluir una famosa fábula acerca de la elección que cada individuo hace de la forma de conducirse.
Un indio Cheroqui, hablaba con sus nietos en rededor de una hoguera y les decía que, en el interior de cualquier persona, habitan 2 lobos que luchan entre si en forma denodada, uno de ellos está lleno de rabia, es vengativo y envidioso, el otro, sin embargo, es bueno compasivo y generoso, está lleno de amor.
Entonces un nieto le pregunta, abuelo, cual es el que al final triunfa, a lo que el abuelo le responde, triunfa el que tú decidas alimentar.
Es muy importante que cada uno reflexiones acerca de sus lobos interiores y pueda elegir a cual alimentar, si triunfa el bueno, generoso, y solidario, seguramente, los que lleguen en el futuro a esta comunidad, podrán sentirse orgullosos de la historia que nosotros les dejemos.