sábado 23 de noviembre, 2024
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Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce de León.
Todo hace suponer que hoy es un día de relativa calma puesto que han terminado una etapa en un prolongado período electoral. Ha llegado el momento donde los políticos se merecen un día de serenidad y calma luego de un tiempo de intensa y variada actividad partidaria. Cada uno llegó con una variada carga de aspiraciones que las urnas despejaron. Para alguno ha sido una instancia de regocijo y sorpresa, para otro un golpe de realidad y desazón. Las urnas han hablado y ya no hay más tiempo para las especulaciones o las ilusiones. La jornada de ayer ha sido un llamado a la realidad para muchos noveles candidatos. Cada uno, desde la calma y la tranquilidad deberá poder leer los resultados y realizar una evaluación de los mismos. Las urnas han hablado y, junto con los equipos de campaña, deberán evaluar y escuchar es voz. ¿El resultado colmó las expectativas? ¿Era, más o menos, lo esperado? ¿Qué impidió llegar a los posibles votantes? ¿Cuáles fueron las claves que permitieron obtener tal caudal electoral? ¿Valió la pena tanta inversión? ¿De ahora en más? De ahora en más, para algunos, debe comenzar una nueva etapa de compromiso y tarea. Ahora se abre una nueva instancia donde la obligatoriedad la hace más importante y determinante de cara al futuro. Será una etapa donde la indiferencia no puede ser la constante. Quizás las encuestas sigan nombrando a los “no saben o no contestan” o a “los indecisos” pero es un tiempo donde se buscará imponer nombres o grupos políticos, ideas o posturas ante determinadas situaciones. Lo de ayer ha sido, solamente, una primera instancia y la misma ya ha quedado atrás. Tal vez, para esta instancia, se manejaron intereses particulares, pero, sin duda, esta que ahora se abre debe dar paso al “bien común” en su más plena dimensión. Ya se han decantado las candidaturas y comienza una etapa donde lo nacional prima sobre lo particular. Comienza un tiempo donde el futuro se juega una partida decisiva. Será un tiempo que nos reclamará involucrarnos de alguna manera y ello nos demandará un mayor “pienso” y, para ello, una mucha mayor información. Será un tiempo donde los nombres serán menos, pero lo que está en juego será mucho más determinante e importante. Será un tiempo donde importan las posturas ante el bien común y las necesidades de respuestas a los problemas de todos. Será un tiempo donde ya no cuenta tanto lo partidario, sino que importa lo nacional por sobre todas las cosas. Pero no solamente lo nacional sino, también, el país que deseamos inmerso en el desafiante mundo del hoy y sus complicadas relaciones internacionales. Narcotráfico. Seguridad. Corrupción. Burocracia. Educación. Familia. Libertad. Unidad. Carestía. Gente en situación de calle. Asentamientos. Impuestos. Han de ser algunas de esas realidades de las que escucharemos hablar y de las que nos presentarán, tal vez, soluciones que requerirán de trabajo, tiempo y compromiso de estado. Frente a todo ello nuestra determinación y nuestro apoyo o esperanzas porque las internas han quedado atrás y ahora se abre otro período donde no podemos ser espectadores o indiferentes.