Recurriendo a la memoria
Por Gustavo Chiriff
Para los que tenemos algunos años, recordamos al gobierno de Luis Lacalle Herrera (padre del actual presidente), como un gobierno marcado por escándalos, muchos de ellos que tuvieron ribetes de corrupción, involucrando al propio presidente, a algunos de sus ministros y correligionarios. El gobierno de Luis Alberto Lacalle Herrera, entre 1990-1995, tuvo una clara definición autoritaria y oligárquica, con una concepción económica neoliberal y antiestatista, donde se caracterizó por la desindustrialización, la ausencia total de interés por las clases medias y bajas, trabajadores y jubilados, y la propensión a la apertura indiscriminada al capital extranjero.
Recordemos su plan de que el Uruguay se convirtiera en una plaza de servicios, preferentemente financieros de carácter colonial, con neto predominio de la actividad agropecuaria (sector al que pertenecía); desmantelamiento del aparato industrial y, hasta donde pudo, de la actividad sindical (a la que quiso reglamentar), la destrucción de los mecanismos de protección social a los trabajadores como los Consejos de Salarios y la eliminación de toda forma de subsidio a los sectores más vulnerables.
También es recordado por querer privatizar empresas públicas y bancos estatales, el cual fue frenado por el pueblo uruguayo a través de un plebiscito. Entre los escándalos que marcaron a ese gobierno recordamos a los hermanos Carlos y José Rohm, que fundieron al Banco Comercial, ambos procesados por estafa en Argentina, a Daniel Cambón, exsecretario de Lacalle, procesado por conjunción del interés personal con el público; Julio Grenno, expresidente del Banco de Seguros, procesado por abuso de funciones; Stephane Benhamou, quien desfinanció al Banco Pan de Azúcar; Enrique Braga, ministro ausente y firmante, que fue procesado por abuso innominado de funciones; Iván Coronel, exdirector de AFE, procesado por fraude y otros personajes como Igor Svetogorsky, Juan Carlos Raffo, Jorge Sacchi, José Luis Ovalle, Agustín de Urtubey e Ignacio de Posadas, el inventor y difusor de las SAFI.
30 años después, el Uruguay vuelve a tener un presidente blanco, herrerista y de apellido Lacalle y vuelven a darse escándalos que involucran al gobierno y a sus socios.
Desde Astesiano, pasando por Marset, Irene Moreira, Penadés, Albisu en CTM y ahora lo que ocurrió en Artigas, nepotismo, corrupción y estafa al estado. Más allá de la sentencia en el caso de la ex diputada, donde se le tipifica un delito de usurpación de funciones con pena de seis meses de prisión, que se sustituyen por libertad a prueba, con dos meses de tareas comunitarias durante dos horas a la semana, es una estafa al estado en calidad de fraude, que debería ir a la cárcel.
No, no es broma, es parte del gobierno de Lacalle Pou, que se caracteriza por generar mayor desigualdad en el Uruguay y casos extremos de corrupción, aún mucho más que en el gobierno de su padre.
En octubre, cuando vayamos a votar, hay que recurrir a la memoria.