jueves 21 de noviembre, 2024
  • 8 am

La lata de juguetes de la generación “X” (Solo para nostálgicos)

Dr. Pablo Perna
Por

Dr. Pablo Perna

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Por Pablo Perna
El llegar y ver sobre mi escritorio una caja de lata con un letrero que decía «Para vos papá”, se trataba de mis juguetes que había atesorado de mi infancia y que cuando fui padre se los di a mi hijo para que jugara. Hoy con 11 años me los devuelve diciéndome «Papá te devuelvo tus juguetes, guárdalos para cuando yo sea papá». Al ver la lata de forma mágica me trasportó a aquella época. Nací en 1980 por lo que pertenezco a la llamada generación “X” (nacidos entre 1968 y 80). Esta generación, dicen los que saben, se crió de manera rústica por las carencias económicas de la época, son los padres de la generación actual llamada “Cristal”, en esta última generación los padres generación “X” para cubrir esas carencias sufridas han criado a sus hijos para que no les falte nada, por lo que en sus rasgos predomina la sensibilidad emocional, quieren todo para ahora y son poco tolerantes al fracaso, por ese motivo su fragilidad lo asimilan al cristal.
En nuestra época de niño no existía internet, teléfonos celulares y redes sociales, las vimos crecer, por lo que fuimos la última generación que jugábamos en la calle, al fútbol de cordón a cordón, a la topa, al rin raje, al ladrón policía y andábamos libremente en bicicleta por el barrio. No había televisión por cable, solo tres canales con informativo y novelas, por lo que nuestros padres tenían que ingeniárselas para mantener entretenido a sus hijos y a los demás niños del barrio. Nuestros padres dormían la siesta la que debíamos si o si mantener silencio, por lo que nos daban libros para leer, caso contrario nos esperaban chancletazos y por las noches se dormía con las puertas sin llaves. Trepábamos árboles y muros llegando muchas veces a la casa de nuestros amigos por el fondo. Jugar a la bolita, con soldaditos de plástico, a los botones, autitos que lo hacíamos competir en chapas onduladas. Salíamos a cazar gatos y palomas con chumberas o trampas sofisticadas con cajón de madera, palo y piola, las gomeras nunca faltaban, o los “canutos” y las municiones que eran granos de maíz. En el barrio también estaban los niños con padres ricos, donde servían las mejores meriendas y los juegos siempre eran los mejores, desde juegos de cajas de cartón y fichas llamativas, autos y trenes eléctricos, la bicicleta más cara la “BMX”. Los hombres de acción y la piscina del fondo infaltable. Los primeros videos juegos, el teclado con un grabador, la “Atari, “Family Game”, “Sega”, “Nintendo” y las primeras PC con “amigos Logos”; el Pac-Man, Wonder Boy, “Mortal Kombat”, “Súper Mario”.
Las guerras de bombitas de agua, el carnaval por calle Uruguay, los pomos, la fiesta de la cerveza en la plaza Artigas, los carritos en la diagonal, campamentos en el Ayuí, las pasadas por la casa de quien te gustaba, el teléfono de línea evitando que la abuela no lo atendiera. El punto de encuentro obligado: “El Peñón”, “Oasis”, “Planeta X”, “Z”, Calipso, la “Bambola”. No existían tantos psicólogos, ni “Bullying”, nos reconocíamos por el gordo, el flaco, el feo, el burro, el pobre, el rico, y a los puños se terminaban los conflictos. En la escuela nada de recapacitar, la penitencias eran públicas y degradantes en las columnas del patio y luego continuabas la penitencia en tu casa, los tirones de pelo de los curas. En los deportes, todos tomábamos del mismo bidón de agua, jugadores y equipo técnico, nada de bebidas especiales y calentadores.
Hoy con seres queridos que ya no están y con la llegada de otros, de a poco vamos tomando conciencia de que vamos quedando viejos, por lo que saboreamos mejor los encuentros familiares y con amigos, escuchamos mas las letras de las canciones que a su música, quedando con el consuelo que estamos vivos, más sabios, con un rostro más desgastado que el de ayer, pero indudablemente mejor que el de mañana. ¡Feliz día de la nostalgia!