Por Andrés Torterola
“Dos personas también denunciadas en la presunta violación de una adolescente de 14 años por parte de tres policías, están llevando una vida normal, lo que nos indigna profundamente y nos ha hecho considerar la posibilidad de hacer Justicia por nuestras propias manos», comenzaron diciendo los familiares de la joven presuntamente abusada en diálogo con CAMBIO.
“HACEN VIDA
NORMAL”
Además, expresaron su frustración ante la falta de acción de la justicia, señalando que las dos personas involucradas, identificadas como N.G. y D.R., continúan trabajando, jugando al fútbol y llevando una vida cotidiana sin restricciones, mientras que en el hogar de la adolescente se vive un infierno. «Consideramos que estos dos tienen la misma responsabilidad que los policías denunciados», agregaron. «Nos pidieron mantener el caso en reserva, pero no vemos avances. Entendemos que la justicia sigue sus tiempos, pero esto nos parece una falta de respeto». También mencionaron que comprenden el deseo de proteger a la menor y evitar que se sienta afectada por la exposición pública, pero temen que las investigaciones terminen archivadas sin resolverse.
FACILITABA EL
CONTACTO
Los familiares de la joven denunciaron que la mujer identificada como una de las responsables del caso no está cumpliendo con prisión domiciliaria. A pesar que afirmaron que la están vigilando, esta persona continúa llevando una vida normal. Según señalaron, ella era quien presentaba a la adolescente de 14 años a sus presuntos abusadores “con calidad y sigilo”, facilitando así el contacto entre ellos. Los acusados, de 30 y 44 años, representan una amenaza considerable, esta situación genera profunda preocupación entre los familiares, quienes sienten que la justicia no está haciendo lo suficiente para proteger a la menor y a su entorno. La idea de que estos individuos puedan seguir con sus actividades diarias mientras la joven sufre las consecuencias de sus actos es una fuente de indignación constante para ellos.
IMPACTO EMOCIONAL
Los familiares expresan que la falta de medidas más estrictas, como la prisión domiciliaria, envía un mensaje de impunidad. Esta percepción de que los presuntos abusadores pueden continuar con su vida sin repercusiones es intolerable, especialmente para quienes están lidiando con el impacto emocional de este trágico suceso. Se siente impotente y teme que la justicia tarde demasiado en actuar, lo que podría llevar a que estos casos se archiven sin la debida resolución. “Ahora nos enfrentamos a un problema inmenso. La niña está recibiendo tratamiento psiquiátrico y su madre la acompaña constantemente. Aunque le dan el alta, sufre crisis tan severas que deben internarla de inmediato. La familia está atravesando momentos espantosos, y hemos decidido compartir esto porque estamos profundamente indignados”, afirmaron.
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