Por Armando Guglielmone
Instructor canino – educador etólogo
Venta de ovejeros alemanes de pedigrí
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Hace un par de días ocurrió en nuestra ciudad, un episodio de agresión de un perro a una persona que conllevó la internación para tratamiento ya que las heridas fueron muy importantes. Leyendo las informaciones que se publicaron en diversos sitios no quedaba muy en claro como se produjo el ataque, algunos solamente decían que cuando se iba la atacó y otros que, al intentar separar una pelea de perros, este perro la atacó. Lo que si quedaba en claro es la raza del perro, en todos lados se leía pitbull, incluso en un medio caracterizado por sensacionalista aclaraba “el feroz animal”. No quiero entrar en detalles sobre lo ocurrido pues no lo vi, solo lo leí, pero si haré una salvedad ya que hay cosas que me han sorprendido. Aparte de lo más obvio, que es como se difundió la noticia en todas partes, es ver cuán instruidos están todos los que catalogan al animal que atacó como pitbull. Sin ver al animal del suceso, ya que pusieron fotos de montones de perros mostrándose mayormente agresivos, con belfos fruncidos y ojos inyectados y ninguna del perro en cuestión, me gustaría aclarar algo. La mayoría de los perros que vemos que la gente les dice pitbull, son perros conocidos como “de tipo Bull”, es decir, para la mayoría de las personas, incluido los “expertos” que consultan casi siempre cuando ocurren estas cosas, lo son. Basta que tenga masa muscular prominente y maxilares anchos para caer en el parámetro. De cualquier manera, todos los perros, sin importar tamaño, tienen la posibilidad de mordernos, cuanto más fuerte sea el perro, mayores posibilidades de daño. Los pitbulls son perros que, como ya lo he dicho mil veces, no manifiestan una agresión innata contra el ser humano. Su selección, mal hecha, fue encaminada a potenciar su agresividad hacia sus congéneres, no hacia las personas. Se pretendía un perro ideal para las riñas clandestinas entre perros, que incluso hiciera caso omiso a gestos inhibitorios de la agresión que manifiestan los perros, llegando a lograrlo. Pero debían ser extremadamente tolerantes con los humanos, ya que estos son los encargados de separar las peleas llegado el caso y manipularlos sin riesgo. Su “primo”, el American Staffordshire terrier, fue la selección enfocada para exposiciones y en la cual se primó la sociabilidad entre congéneres. Hace no mucho se empezaron a cruzar estos perros con otras razas para darle una apariencia más musculosa e incluso chaparra, que son los que la mayoría describen como pitbulls, aunque no lo sean realmente. Estoy seguro que entre el incidente último entre los pitbulls que mordieron de gravedad a una señora ya hace un tiempo y este último acontecido, han ocurrido múltiples ataques de todo tipo de perros, es más, he presenciado alguno. Ver gente ir en bicicleta y ser mordida por perros que atropellan imprevistamente, es tan fácil como ir a algunos barrios de Salto y ponerse a observar. Niños mordidos en rostro y manos de manera severa por perros de tipo pequeño o mediano, también hay. Lo que nunca hay es atención mediática extrema para estos casos, pero si es de un perro de raza “pitbull”, sale en todo Uruguay. Creo que lo importante y serio es el accidente que tuvo esta señora y sus consecuencias, no que haya sido protagonizado por un perro de supuesta determinada raza. Hay cosas que no debemos hacer o saber cómo hacerlas, para preservar nuestra integridad y la de los demás. Preguntarle opiniones a quienes no conviven con estas situaciones asociadas a los perros, es tan efectivo como preguntarle al propietario de una determinada marca de auto si se la recomienda, su respuesta será totalmente subjetiva, preguntémosle mejor a mecánicos expertos o miremos test de estos autos para escuchar a quienes saben realmente. Tratar de traer al tapete el tema de las razas potencialmente peligrosas, cada vez que muerda un pitbull o algo que se le parezca, es demostrar cuan subjetivos podemos ser cuando se trata de acusar a algo en particular, o cuan poco se sabe sobre el tema.
