
El Día de la Madre también en un día de reflexión sobre la conformación actual de las nuevas estructuras familiares su impacto y las habilidades emocionales de las mujeres. Natalia Siquera, Licenciada en Psicología y enfermera neonatal, trabaja desde hace muchos años con niños prematuros y en clínicas con embarazadas, madres y familias. Cambio la consultó a raíz de su experiencia en el área de la maternidad, el embarazo, la preconcepción, el nacimiento y la crianza de los hijos.
-¿Qué significa ser madre en los tiempos que corren?
-Debido a los cambios en las estructuras familiares, para mí que el ser madre es una mezcla de concebir, de tener biológicamente al hijo, pero también lo relaciono con el maternaje, conectarse emocionalmente con el bebé, con su hijo. Esto se debe a que muchas familias hoy en día son ensambladas y monoparentales. El tema de la fertilidad, muchos hijos concebidos artificialmente. Todo esto cambia el concepto de la maternidad hoy en día. La madre puede ser la que parió a su hijo pero también hay otras madres que están conectados a su niño o niña desde lo emocional y su crianza. Psicológicamente esto implica muchos cambios. Cambios en las mujeres, cambios que pueden ir desde su identidad personal. Esos aspectos son muy importantes en su vida, están como afectadas ellas día a día con el tema de los vínculos, del estrés, de las relaciones de trabajo que llevan adelante. Hay muchas cosas englobadas en ese asunto.
-Si hubiera que establecer una habilidad emocional que necesita una madre, ¿cuál sería?
-Yo creo que no sería solamente una, tiene que desarrollar muchas. Desde una madre realista en cuanto a la experiencia que ha de tener, pero también consciente de todas las realidades a las que se enfrenta día a día. Sea desde lo personal, laboral. A veces una madre puede manifestar algunos trastornos psicológicos y eso requiere un acompañamiento.
-¿Cómo sería una madre realista?
-Te decía, lo de lo consciente y lo real. A veces tenemos muchas expectativas en cuanto a ser madre. Pero después esas expectativas no se ven colmadas y tenemos que bajar a tierra, al día a día. Todo lo que tiene que ver con lo social, lo económico, lo biológico.
-¿Pesan las redes sociales en la idea de maternidad? ¿Hay consecuencias como la culpa de no ser “esa madre perfecta” que se ve?
-Sí, claro. Eso impide mucho el disfrute, impide mucho el gozo, impide la satisfacción. Todo lo que la madre debe sentir durante la crianza. Esa presión social les dificulta equilibrar su vida personal y profesional. En algún sentido las mujeres tienen un ideal, de querer ser la mejor madre, de no poder cometer errores, de querer ser vista como buena; pero eso a veces, cuando llega la hora de ser madre cambia mucho. La vida social virtual afecta mucho en la madre y también tiene consecuencias en los hijos.