
Nancy Borghi Balbi tiene 54 años. Es educadora en la Primera Infancia, Educadora Socio terapéutica en consumo problemático. Actualmente Directora de Aldeas Infantiles SOS en Salto. Es madre de tres hijas: Viviana, Ma. Belén y Noelia. Combina su rol maternal con una profunda vocación de servicio a la niñez y adolescencia. La maternidad, expresa Nancy, es uno de los títulos más bellos e importantes en la vida de una mujer: dar vida y educar para la vida. Desde su experiencia en Aldeas Infantiles SOS, vive este rol como un aprendizaje constante, reconociendo cómo la ausencia de un referente afectivo puede marcar profundamente a los niños, niñas y adolescentes. Promueve la escucha activa, la empatía y la necesidad de mantener el foco en ellos, involucrando a sus referentes familiares en el proceso de garantizar derechos y apoyando el fortalecimiento de habilidades de cuidado. Todo esto es fundamental para ofrecer un entorno que permita crecer, sanar y construir un futuro lleno de oportunidades. En dialogo con CAMBIO, Nancy nos comparte la dualidad de madre en sus diferentes roles; dentro del hogar y en Aldeas Infantiles.
DEDICADA AL CUIDADO
“Dirigir una institución dedicada al cuidado y protección de la infancia implica un enorme desafío: velar por los derechos de niños, niñas y adolescentes, y gestionar de manera inmediata cualquier situación que indique una posible desprotección”, relata. También significa incidir en espacios colectivos donde se abordan temáticas vinculadas a la niñez, y convertirse en un modelo para quienes trabajan en este ámbito y para los gurises. El vínculo afectivo está en el centro del trabajo en Aldeas Infantiles. Cada colaborador, sin importar su función, debe actuar desde la afectividad consciente. Quienes están en contacto directo con niños, niñas y adolescentes necesitan contar con habilidades y competencias que les permitan generar vínculos sólidos. Esto se logra con pautas de crianza positivas y orientación sobre el desarrollo según la edad. Desde la gestión se realiza un acompañamiento integral: selección, inducción, evaluaciones de desempeño, formaciones y seguimiento continuo a las referentes de cuidado”.
SER MADRE Y DIRECTORA
Desde su doble rol de madre y directora, Nancy lleva valores como el compromiso, la empatía, la escucha activa, el buen trato y la afectividad consciente. Disfruta y valora los pequeños momentos: mirar, dialogar, estar atenta a los estados de ánimo, generar espacios de participación, escuchar la voz de los niños y adolescentes, tener en cuenta sus intereses, y promover la recreación educativa y la integración a proyectos socioeducativos. Este camino le ha dejado aprendizajes que la enriquecen cada día como persona y como madre. Ha aprendido a apreciar más a sus hijas, a quienes considera que la eligieron como madre. Reconoce que este recorrido está lleno de momentos especiales que fortalecen el vínculo familiar, y que enseñan a negociar para una convivencia saludable, con la claridad de saber con qué cosas no se negocia.