domingo 1 de junio, 2025
  • 8 am

La genómica impulsa la eficiencia ganadera y rodeos más sanos y fértiles

La búsqueda constante de mayor eficiencia y rentabilidad en la ganadería moderna se encuentra hoy con una herramienta transformadora: la genética, potenciada por la genómica. Lejos de ser un factor secundario, el mejoramiento genético enfocado en salud y fertilidad representa un pilar fundamental para la reducción de costos en los sistemas productivos.
El Dr. Francisco Peñagaricano, especialista en genética, expuso recientemente en la jornada de actualización en Sanidad Animal, propuesta por la Plataforma de Salud Animal del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), desarrollada en la estación experimental «La Estanzuela». Allí habló de la profunda contribución que la genómica está haciendo en estas áreas cruciales, destacando su capacidad para acelerar el progreso genético y abordar desafíos complejos.
El objetivo central de un programa de mejora genética, según Peñagaricano, es «reducir todos los costos asociados a la reproducción» y «reducir todos los costos que tengo asociados a salud animal». En palabras del especialista, esto es un «win win». Al mejorar genéticamente la fertilidad y la salud de los animales, se impacta directamente en la rentabilidad del sistema.
La selección genética ha evolucionado significativamente a lo largo de las décadas. Si en los años 70 y 80 el énfasis estaba casi exclusivamente en la producción, hoy se incorporan activamente rasgos de salud y fertilidad. En Estados Unidos, por ejemplo, se miden características clave de fertilidad como la Tasa de Preñez de las Hijas (DPR), que evalúa el mérito genético para concebir lo antes posible post-parto y que se implementó hace más de 20 años. También se consideran las tasas de concepción para vaquillonas y vacas en lactación (reconociendo sus diferencias reproductivas), y más recientemente, la edad al primer parto como indicador de la habilidad de las vaquillonas para parir tempranamente.
En cuanto a salud, además del recuento de células somáticas (utilizado en Uruguay y en otros países), se han incorporado evaluaciones para rasgos de salud directos, que abarcan las seis enfermedades más comunes y de mayor impacto económico en los sistemas lecheros de Estados Unidos: hipocalcemia, retención de placenta, metritis, cetosis, desplazamiento de abomaso y mastitis. Esta selección directa ha sido posible gracias a la generación de bases de datos que permiten medir estas características.
Un concepto importante en la selección es la longevidad, en la que Estados Unidos ha puesto mucho énfasis. Peñagaricano la describe como una «caja negra», porque una vaca permanece en un tambo si es «productiva, es fértil y es saludable». Por lo tanto, al seleccionar fuertemente por longevidad, se está seleccionando indirectamente por animales más fértiles y saludables.
Sin embargo, el gran salto en el mejoramiento genético de salud y fertilidad ha llegado con la genómica. Esta tecnología permite predecir el desempeño de los animales a una edad mucho más temprana, lo cual es particularmente valioso para características que, como la fertilidad, toman mucho tiempo en medirse en vacas adultas. El Dr. Peñagaricano enfatizó el poder de la genómica al afirmar que ha permitido mejorar la producción a tasas dobles, pero, crucialmente, ha acelerado el progreso en salud y reproducción a tasas «tres veces o cuatro veces más rápido». «La genómica para aquellas características de fertilidad y de salud es donde tiene el impacto más grande», aseguró.
La genómica no solo mejora la predicción de rasgos ya conocidos, sino que también permite abordar áreas complejas y el seguimiento de desórdenes genéticos. Mutaciones recesivas que en el pasado causaban problemas (como BLAD o DUMPS en Holstein) han sido «básicamente eliminado [as] de la población holsting» gracias al genotipado. El foco actual está en los «haplotipos de fertilidad», segmentos genéticos que afectan el desempeño reproductivo y, sobre todo, «terminan produciendo muertes fetales». Estas pérdidas, especialmente las fetales tardías, tienen un «impacto tremendo», generando pérdidas económicas, problemas de salud y bienestar animal (como retención de placenta y endometritis). La genómica permite «traquear» la presencia de estos haplotipos, que desafían la genética clásica al ser segmentos y no mutaciones puntuales aisladas.
Además de predecir y rastrear, la genómica habilita la medición y selección de «características nuevas» que antes eran difíciles de evaluar a gran escala. El equipo del Dr. Peñagaricano trabaja en varias de ellas:
* Hipocalcemia periparto: Midiendo la concentración de calcio en sangre, han encontrado una alta heredabilidad (alrededor del 8-9%), mucho mayor que la reportada para la hipocalcemia clínica (<1%). La genómica permite evaluar genéticamente esta característica, que es subyacente a muchos problemas postparto.
* Paratuberculosis: Siendo una característica «complicada» y binaria (0/1), el uso de información genómica mejora significativamente la confiabilidad de la predicción.
* Pérdidas fetales: Se está desarrollando una evaluación genómica para la capacidad de mantener la preñez, un rasgo con baja correlación con las medidas de fertilidad actuales. Un desafío es la escasez de datos directos de abortos en las bases nacionales, que solo registran abortos tardíos seguidos por una nueva lactancia. La investigación busca encontrar «señales» («signatures») en los registros reproductivos que sugieran un aborto temprano.
* Expresión de estro: Utilizando sensores de actividad y rumia, han desarrollado algoritmos para medir la duración e intensidad del estro. Han demostrado que una mayor duración del estro se correlaciona significativamente con una mayor probabilidad de preñez a la primera inseminación, validando el valor de estas nuevas características.
El Dr. Peñagaricano destacó que estas nuevas características son «cada vez más cerca de la fisiología de la vaca», lo que las hace más heredables y, por lo tanto, más susceptibles a la mejora genética. La genómica hace posible invertir en el fenotipado (medición detallada) de estas características complejas en grupos reducidos de animales para luego «predecir en toda la población».
Finalmente, el especialista planteó una «pregunta clave»: ¿cómo balancear el rápido progreso genético con el mantenimiento de la diversidad genética?. Si bien el imbreeding es una consecuencia de la selección intensiva y se sabe cómo manejarlo, «alguien va a tener que pagar la fiesta y todavía no está claro quién quién la va a pagar», una reflexión sobre los costos asociados a mantener la variabilidad genética necesaria para la salud a largo plazo.