Por Daniel Dalmao
Todos recibimos, en alguna medida, noticias sobre diferentes conflictos armados en distintos partes del mundo. Por estos días la atención estuvo centrada en Irán, país que fue atacado por Israel y Estados Unidos (EEUU) y que respondió a su vez atacando a Israel y a una de las tantas “base” de los EEUU en la región, ubicada esta en Qatar. Los medios de comunicación nos traen también regularmente, noticias de la guerra “Rusia-Ucrania” (esta ya va durando más de tres años) y de la terrible situación que se vive en Palestina desde octubre del 2023 y cada tanto aparece algún otro conflicto en diversas partes del mundo.
Ahora, más allá de cuántos de estos conflictos podamos visualizar en las noticias, cierto es que podríamos decir que, el mundo está permanentemente en guerra. Según informa la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hay actualmente unos 50 conflictos violentos en distintas regiones de nuestro planeta.
Nos surgen múltiples preguntas, dudas, que queremos compartir con los lectores: ¿Qué tan fidedignos y que tan objetivos son estos informes que recibimos a través de la televisión, la radio, el diario, etc.? ¿Los periodistas, los medios, toman partido? ¿La información que recibimos depende del lugar donde nos toca vivir? ¿Nosotros recibimos la misma información que un norteamericano o un español?
Por ejemplo, nos hablan de la guerra Rusia-Ucrania y que esta se originó el 24 de febrero de 2022 cuando Rusia invadió Ucrania y de paso se espera que pensemos o nos dicen que, “los malos son los rusos” en esta guerra, no puede haber duda. Pero, quizá nos podría llegar lo que se dice “otro ángulo de la información” y nos enteraríamos que en este caso sería más justo hablar de “guerra Rusia-OTAN”. Es decir, los participantes son por un lado Rusia y por el otro los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), ahí nos aparecerían los EEUU, Francia, Alemania, Inglaterra, España, entre otros 32 países miembros de esta organización. Y en cuanto a quien la inició, ese “otro ángulo” nos diría: la OTAN empujó a Rusia a la guerra, no le dejó otra opción cercándola amenazadoramente con sus bases armamentísticas. Y que todo esto no es cuestión de malos y buenos, sino de la cruda realidad de los intereses “geoestratégicos” o “geoeconómicos”.
Si tratáramos de ver desde ese “otro ángulo “ la situación en Palestina, ya sea lo que pasa en la franja de Gaza o en Cisjordania, no hablaríamos de guerra, sino de genocidio del pueblo palestino por parte de Israel. Y no diríamos que todo esto comenzó el 7 de octubre, cuando Hamás atacó matando a más de 1000 israelíes y secuestrando a más de 200. Iríamos más atrás en el tiempo, veríamos años y años de humillación, de violencia cotidiana, de racismo, de un estado de aparrheid, de colonialismo. Quizá llegaríamos hasta 1948 cuando la ONU crea el estado de Israel. Veríamos claramente quien es el agresor y quien el agredido. Esto nos llevaría a condenar contundentemente al gobierno ultraconservador de Netanyahu, no al pueblo judío (no todo judío es israelita, ni todo judío es sionista, ni todos están de acuerdo con esta masacre). Exigiríamos a nuestro gobierno y a todos los gobiernos del mundo que hagan algo para terminar con tanta crueldad, que paren ya de matar niños y mujeres, que terminen con tanta destrucción, que dejen de usar el hambre como arma de guerra.
¡Cómo no nos va a importar! Imposible no conmovernos viendo tanto sufrimiento de inocentes. ¡Cómo no tomar partido!
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