Niños rotulados
Ps. Gisela Caram*
Es tiempo de ir preparando a los niños, pre-escolares, después de unas vacaciones largas, para la “separación” transitoria, que implica la escolarización en la primera infancia.
Sin lugar a dudas que es muy valioso el tiempo de un niño en una institución, se van socializando, adaptando a hábitos, compartiendo tiempos, turnos, espacios con otros.
También es tiempo donde muchas veces se detectan irregularidades en relación al desarrollo bio-psico-social.
Es tiempo donde el cuidado y la atención precoz pueden ser atendidas y revertidas.
Pero también es tiempo donde hay que ser muy cuidadosos con los RÓTULOS. Rótulos que a veces vienen desde la casa; muy chiquitos, niños de 2 años, que no manejan sus impulsos, y que transitan una etapa de agresividad, pegan, muerden, pelean, etiquetarlos como “mordedores” o “peleadores”.
Hay que dar tiempo a que transcurra la etapa de adaptación e integración, parte de los procesos naturales del desarrollo infantil.
Un niño que tiene una conducta inquieta en la etapa pre-escolar no es un niño hiperactivo, porque es lo esperable a esa edad.
Que se quede quieto en una silla en el jardín, más de una hora no es fácil, aunque algunos niños si pueden, pero los que no, no tienen un problema. Son niños que exploran, caminan, necesitan moverse, y conversar con otros.
Lo mismo debería pasar en la casa, tiempo para jugar y no más de una hora diaria frente a la tele o a un celular.
Al no haber tiempo para el juego con el cuerpo, las ansiedades propias del niño, en algún lado tienen que descargarse.
Padres y maestros se sienten en la mira, presionados, criticados o enjuiciados si los niños no logran lo que se espera que sean.
Y así rápidamente el niño inquieto, o el niño callado pasan a ser rotulados, diagnosticados ligeramente.
A veces el niño expresa con conductas diferentes cosas que le pasan, cosas que percibe.
La casa y lo que pasa en ella, es un mundo, que a veces no comprende, no puede manifestar lo que siente, y lo manifiesta en la escuela, en el juego o en conductas llamativas, con otros.
Y esto no impide reconocer que hay niños que presentan, tempranamente problemas, algunas veces severos. Pero es muy diferente plantear que un niño tiene tales posibilidades y que, además, tiene tales conflictos, que pueden ir superándose, a sostener que fue y será siempre así.
El determinar la irreversibilidad de un problema, ya no es de este tiempo, donde tenemos mucha información y técnicos preparados para diversos tratamientos.
Desplegar las potencialidades de un niño, es posible hoy aún con diagnósticos severos. Siempre habrá alguna riqueza para explotar. Siempre, que haya padres atrás, ocupados en ese niño, habrá un niño feliz, más seguro de sí mismo, a cuando no es tratado ni sostenido por su familia.
La sociedad nos propone un modelo de cómo deben ser los niños. Pero los niños no llegan a ese ideal, y esto trae exigencias y preocupaciones.
Se espera que atienda, que se quede quieto, que no hable en clase, que esté escolarizado y el tiempo del juego, queda relegado.
Frente a esto son muchas las situaciones en las que los niños rompen lo esperable, rompen con ese ideal de niño.
Esto se confunde con un síntoma, y es solo una manifestación temporal frente al cambio.
Por otro lado, los adultos también nos sentimos presionados, exigidos en exceso. Y gran parte del éxito de los padres o maestros, se sostiene en el “éxito” de los niños.
Si ese éxito no se ve, hay que hacerlo aparecer como sea, rápidamente, así nos quedamos tranquilos.
La niñez es una época de apertura de caminos, donde los niños aprenden mirando, copiando, repitiendo lo que ven.
La imagen y el soporte de los padres así como su mirada, les devuelven una imagen de sí, y si ésta es íntegra, el sentimiento de cuidado y afecto, les hará sentir valiosos.
Hagamos en este nuevo año, un atender, sostener y cuidar, no exigir desde el comienzo que sean, a “nuestro tiempo”, lo que deseamos.
El bajar nuestras expectativas y deseos, de cómo deben ser y hacer y darles tiempo para acomodarse a las exigencias …
*Especialista en Vínculos