viernes 22 de noviembre, 2024
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Cerrando

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

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Minervine

Por el Padre Martín Ponce De León
Ha llegado el momento de cerrar este año 2020.
Un año que muy difícilmente habremos de olvidar por todo lo que nos ha tocado vivir.
Un año que, en muchas realidades, se prolongará en el año que está por comenzar.
Hemos aprendido que debemos cuidarnos para cuidar y a ser responsables de nuestra salud y de la de los demás.
Pero este año que se cierra no ha sido únicamente pandemia. Nos ha dejado enseñanzas y experiencias que no podemos olvidar.
Ha sido un año donde hemos aprendido a disfrutar esas pequeñas cosas que siempre han estado a nuestro alcance y, muchas veces, no le prestamos la atención debida.
Hemos aprendido la importancia del encuentro y la cercanía aunque en muchas oportunidades fue producto de la ausencia o el encierro.
Hemos aprendido a disfrutar esas personas admirables y maravillosas que Dios ha querido formasen parte de nuestra vida.
Hemos aprendido a valorar en su plena dimensión a la solidaridad que hacía posible varias tareas y la que permitió actividades nuevas.
Hemos aprendido a valorar esos seres que nos ayudan a ser mejores y más útiles personas.
Pudimos apreciar el valor de la presencia de los demás porque, muchas veces, todo se limitó a distanciamientos.
Hemos descubierto nuestra creatividad para poder enfrentar ratos que solamente podíamos utilizar en nosotros mismos.
Ante tanta actividad suspendida pudimos apreciar, en su justa medida, la riqueza de lo esencial en nuestra vida cotidiana.
Se acrecentó nuestra admiración y reconocimiento por esos seres que han hecho de su vida un canto a la entrega generosa y desinteresada.
Cosas simples, como compartir un mate, que antes eran comunes ahora han adquirido un novedoso valor.
Sin duda cada uno podrá continuar prolongando esta enumeración de cosas que nos ha dejado este año como enseñanza.
No ha sido un año marcado por el COVID sino que ha transcurrido para aprender de esa nueva normalidad de la que se nos habla.
Sería trágico nos quedásemos en esas situaciones adversas por las que debimos y debemos asumir.
El tapaboca es molesto pero mucho más molesto es no saber disfrutar de un beso afectuoso o de un abrazo cariñoso que se nos brindaba.
El no poder realizar algunas visitas es incómodo pero mucho más incómodo es realizarlas sin disfrutar el encuentro con el otro.
Debemos valorar la generosidad de los que nos han cuidado para que no nos contagiemos evitándonos, así, un mal momento.
Debemos agradecer poder estar cerrando un año para abrir uno nuevo mientras otros compatriotas no han podido superar la enfermedad y hoy son parte de una prolongada lista de ausencias definitivas.
Sin duda ha sido un año para agradecer y para aprender desde un algo que nos cambió muchas cosas de nuestra vida.
No sería bueno cerrar este año sin poder valorar y disfrutar todo lo que hemos podido aprender sin que ello estuviese en nuestros planes al comienzo del año.
Pensamos que el 2020 sería un año más, con cosas buenas y de las otras, pero ha sido un año completamente particular y con un instrumento, para enseñarnos, que deseamos concluya pronto.
Lo de este año que se va debe servirnos para comenzar el que se acerca con todo un bagaje de enseñanzas que nos debe ser de utilidad.
Por ello, y de corazón, un AÑO NUEVO donde pueda seguir bebiendo de la FELICIDAD.