Por Pablo Vela
Con los motores comenzando a calentar, con las repercusiones de las primeras sensaciones luego de algunos anuncios políticos, comienza de a poco a poder analizarse el escenario político que se nos viene.
Luego de lo que indiquen las urnas en las internas de junio de 2024 y de cara a las nacionales de octubre, el Partido Colorado tendrá seguramente otro reñido final para saber quién ocupará la banca del partido en la Cámara de Diputados.
Ello porque a la competencia interna que hoy parece tener el sector mayoritario del Partido, feroz competencia por cierto, otros sectores tienen lanzamientos, relanzamientos o aparición como la de TERCERA VÍA, que invitan a esperanzarse por las primeras reacciones de la gente.
El retorno de votantes colorados, que en las últimas elecciones castigaron al Partido o algunos dirigentes en particular, es inminente o hasta podríamos decir un hecho dado las diferentes situaciones que se están viviendo.
La alegría que genera en la gente saber que ya no existirá una única opción con chances, que aparecen otras formas de hacer política y que nuevas opciones habrá, genera un entusiasmo que contagia, que da fuerzas para trabajar en esas nuevas opciones.
TERCERA VÍA estará presente, hasta donde las urnas lo indiquen o en donde las urnas nos digan pero siempre buscando hacer valer nuestros planteos (reclamos y soluciones) ya que los mismos nacerán de la gente misma, del que vive el problema diariamente, del que sufre determinadas carencias.
Fortalecer otros sectores del Partido Colorado evitará que se cometa un error, de concretarse lo anunciado (alianza de sectores, no de Partidos) tan grosero, tan torpe y tan grande que en mayo de 2025 casi sin esforzarse el Frente Amplio mantendría la Intendencia departamental.
La lectura del escenario político local no es de difícil análisis: la inevitable obligación de generar un lema común en mayo de 2025 para volver a trabajar por verdaderas grandes obras por Salto, necesita del desprendimiento de razonamientos mezquinos, prepotentes y cerrados.
Los números no mienten, las últimas elecciones partidarias, locales, nacionales y hasta las juveniles, marcan claras demostraciones de la ciudadanía, indican claramente que se buscan nuevas opciones y la terca imposición de fórmulas inventadas junto a una parrilla, un fuego y un asado le estarían entregando la Intendencia a Alvaro Lima (sin competidor alguno dentro del Frente Amplio).
Ya a contrarreloj por todo lo que resta por crear ante la necesidad de tener ese lema en común para las departamentales y teniendo en cuenta que aquellas personas que se pongan a consideración de la gente en junio y octubre de 2024 no podrán participar de las elecciones de mayo de 2025, esperanzados por lo que se viene, seguimos recibiendo el pedido casi en forma de súplica de que se evite el “voto forzado”.
Alguien deberá tener la suficiente visión y proyección de que a los “ponchazos” no se pide más el voto (voto forzado) y por obligación o ideologías ya no se vota más, al menos en las departamentales. La gente busca la mejor opción en función de futura gestión, cuidados de recursos, ejecución de obras, etc.
La pregunta es sencilla y su respuesta también: ¿se entregará la intendencia al Frente Amplio por caprichos personales? Si se sigue con el rumbo actual, entre amigos, entre personas resistidas por el votante la respuesta es sí, rotundamente sí. Si se reacciona a tiempo, se genera un acuerdo partidario, si se escuchan a todos, la respuesta es no, categóricamente no.
Columnistas