jueves 21 de noviembre, 2024
  • 8 am

Todos los días es fiesta

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce de León
Me llamó la atención el hecho de que, tan temprano, ya estuviese levantado. Suele ser uno de los últimos en levantarse y hoy, no había ninguno en los habituales lugares donde pernoctan. Cuando le comenté tal cosa me dijo que lo habían despertado.
Al poco rato me dice: “Mire allí viene el Julio porque aparecieron sus perros” Dicho y hecho puesto que segundos después de la presencia de los perros apareció el mencionado. Ya había aparecido otro más de los habituales del lugar y ocupaba un espacio en uno de los bancos de la plaza. Julio llegó y se sentó en el suelo. En un determinado momento sacó, de su bolso, una botella de caña a la que ya le faltaba un poquito. “Hoy es fiesta” manifestó dándole un nuevo trago desde el pico de la botella.
“Todos los días es fiesta” corrigió Cristian mientras estiraba la mano en busca de ser convidado con lo que aquella botella contenía. Después de haber bebido, me ofreció un trago, cosa a la que me negué diciendo: “¿Vos estás loco? Gracias, pero no puedo ir a rezar misa con olor a haber tomado caña” Entonces el destinatario de la botella fue el Racha que le propinó un buen trago. Eran casi las ocho de la mañana y ellos comenzaban el día tomando y, tal cosa, se prolongaría durante todo el día y todos los días. Yo me quedé pensando en aquello “Todos los días es fiesta” ¿Qué contenido tendría para ellos el “Todos los días es fiesta”? Sin lugar a dudas es una gran verdad, pero, tal vez, el motivo de la fiesta es muy distinto para ellos que para algunos de nosotros y para casi todos nosotros. ¿Fiesta porque comenzaban el día pudiendo tomar algo? ¿Fiesta porque habían podido juntar dinero como para comprar una botella con caña? ¿Fiesta porque era sábado y podrían hacer una buena jornada cuidando coches? Tal vez para ellos, el concepto fiesta pasaba por el cómo podían comenzar el día tomando mientras, otras veces, se quedan, al fin de la jornada, sin nada para tomar y sin dinero para comprar más. Pero, cada día, son razón para una fiesta porque regalo de Dios desde el don de la vida. Cada día es una fiesta porque podemos encontrarnos con seres a los que queremos y que nos quieren. Cada día es una fiesta, puesto, el mismo, nos obsequiará oportunidades para crecer como personas y sonreír de felicidad. Cada día es una fiesta, porque encontraremos oportunidades para ayudar a alguien y para acercarnos a alguien que nos necesite. Cada día es una fiesta, pues descubriremos realidades que nos ayudarán a ser útiles para alguien desde pequeñas cosas que podemos brindar a quien nos necesita. Cada día es una fiesta porque podemos descubrir que, el mismo, no es otra cosa que un inmerecido regalo de Dios desde su amor por cada uno de nosotros. Cada día es una fiesta porque habremos de encontrarnos con oportunidades para, hacerle saber a esa persona especial que está en nuestra vida, que nos importa y le queremos. Siempre, cada día, nos encontraremos con situaciones que nos hacen saber que cada día es una fiesta y lo debemos vivir como tal.