miércoles 12 de marzo, 2025
  • 8 am

Llega la hora de aceptar la verdad

Carlos Arredondo
Por

Carlos Arredondo

35 opiniones
Sol

Por Carlos Arredondo
Debo confesar que me resulta muy simpático lo que hicieron Trump, Meloni y Milei, no porque sean santos de mi devoción -nada más lejos-, pero si por lo que ponen sobre la mesa del mundo occidental.
Los tres presidentes abandonaron la Organización Mundial de Salud, casi por motivos idénticos. Porque ya no responde a los intereses de los ciudadanos, sino a los de las farmacéuticas, prestándose para avalar experimentos génicos que nada tenían, y tienen, que ver con la salud pública; sino todo lo contrario, y un largo etcetera.
Milei fue más lejos y aseguró no solo que revisará todo lo hecho durante la pandemia en su país, donde llegó a decir que hasta hubo esclavitud – si, como lo lees: ¡¡ESCLAVITUD!!-, sino que aseguró que demandará ante tribunales internacionales al secretario general de la OMS, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, por genocidio. Como lo lees: por ¡GENOCIDIO!
A quienes hemos estado denunciando todos los atropellos ocurridos antes, durante y después de aquel bochornoso, y cuidadosamente armado, show que dieron en llamar “pandemia”, lo hecho por estos tres presidentes resulta algo así como Música para nuestros oídos.
Pero cuidado: A no engañarnos, estos tres presidentes pertenecen y/o representan al grupo de individuos que está detrás de la OMS. Son representantes del poder elitista que mantiene intactos sus planes de instalar un gobierno Mundial.
Pero la importancia del planteo no está en que por fin salen a la luz lo que desde hace años denuncian y reclaman los mal llamados “antivacunas”, que bien podrían golpearse el pecho, al grito de: “Yo te lo dije”, sino en el hecho de que por fin todas las atrocidades cometidas durante, y después, de la pandemia ahora, además de sustento científico, también tienen un respaldo político internacional claro, de peso y contundente.
¿Y qué tenemos que ver los uruguayos con lo que hicieron Trump, Meloni y Milei? Nada, y a la vez mucho. Me explico: Resulta que en este país también se aplicó el plan aplicado por la OMS.
En este país campearon los abusos de poder, la falta de libertades, la coacción del gobierno, el derrumbe de la economía, el aumento de los suicidios, el aislamiento de nuestros viejos y la muertes; Esas muertes que desde esta columna vengo denunciando desde hace ya más de un año. Muertes de seres queridos de todos nosotros, de uruguayos que confiaron en que el Gobierno los estaba cuidando, cuando en realidad era el brazo ejecutor de intereses empeñados en despoblar el mundo y en someter a los que queden, a sus más bajas pretensiones, sin que nadie ose en resistirse o revelarse.
Pero el gobierno uruguayo no actuó solo, a su lado, codo con codo, estuvieron la oposición mayor (el FA) y su gran aliado: El PIT CNT, quienes siniestramente, a cada paso que daba el gobierno, pedían más, reclamaban más dureza, que se golpee más duramente a los ciudadanos, dejando al gobierno siempre bien parado -y lo saben- y con el arco libre para decir cosas como: “¿Cómo le vamos a prohibir que salga a trabajar alguien que debe darle de comer a su familia?”, y cosas por el estilo que lo llenaban de aplausos de una población aterrorizada “por un virus que andaba suelto”.
Un pequeño sector de la sociedad pudimos advertirlo -no por ser más astutos o tener virtudes especiales, sino por haber tenido la suerte de estar en el lugar indicado, en el momento indicado, nada más-, y comenzamos a denunciar todo aquello, sin que ningún actor, ni gubernamental, ni político (con la excepción del diputado Cesar Vega, que en absoluta soledad denunció el genocidio y los atropellos, en la cámara de diputados), dijeran ni una sola palabra.
Hoy el mundo occidental escucha a tres presidentes decir lo mismo que venimos diciendo quienes lo denunciamos, y empieza a entender el verdadero alcance de lo que decíamos; Comienza a entender que pertenece a una generación que fue víctima del mayor genocidio perpetrado en la historia del planeta.
Y entenderlo es tan difícil como buena cosa. Gracias a estos tres presidentes comenzamos a tomar consciencia. Y cuando la gente toma conciencia de su realidad es cuando las buenas cosas empiezan a llegar.