
Por Andrés Torterola
Las estudiantes de la Facultad de Psicología, Débora Arias, Catherine Suárez y Fernanda Arzaguet, explicaron a CAMBIO que se encuentran cursando el último año de la Licenciatura. Indicaron que la temática abordada —la prevención de intentos de autoeliminación y suicidio— forma parte de sus prácticas. Las estudiantes señalaron que la estrategia consiste en insertarse en diversos escenarios de la ciudad de Salto, así como en otros departamentos del país, con el objetivo de abordar el fenómeno del suicidio y los intentos de autoeliminación desde una perspectiva de prevención y promoción de salud mental.
DESMONTAR LOS MITOS
La metodología de trabajo se basa en la realización de talleres, algunos abiertos a todo público y otros dirigidos a instituciones específicas que reúnen a determinados grupos. En estos espacios se brinda información sobre las estadísticas actuales, se fundamenta la importancia de la actividad y se abordan los mitos que existen en torno al suicidio, los cuales contribuyen a perpetuar el estigma social. Parte fundamental del trabajo es justamente desmontar estos mitos, ya que obstaculizan la comprensión y el acompañamiento adecuado a quienes atraviesan situaciones de sufrimiento emocional. Luego se aborda el análisis de los factores de riesgo y las causas que pueden llevar a una persona a pensar en el suicidio o a realizar un intento de autoeliminación. Asimismo, se hace hincapié en los factores protectores, que pueden desempeñar un rol clave en la prevención.
DOS FRANJAS ETARIAS
Otro de los aspectos centrales del enfoque está relacionado con la forma de comunicación: cómo dialogar con una persona que se encuentra en crisis, cómo escucharla, contenerla y brindarle apoyo sin juzgarla, con el fin de acompañarla adecuadamente y facilitar su acceso a redes de ayuda o atención profesional. Las estudiantes señalaron que el consumo de sustancias nocivas para la salud constituye uno de los factores de riesgo asociados al suicidio. Explicaron que las muertes por esta causa se concentran principalmente en dos franjas etarias: entre los 25 y 29 años, y entre los 75 y 79 años. Aclararon, sin embargo, que no se aborda el fenómeno de manera aislada o específica, sino de forma integral, ya que el riesgo suicida surge de la combinación de múltiples factores que interactúan entre sí.
TEMA TABÚ
Las estudiantes enfatizaron que una de las formas más efectivas de prevenir el suicidio es hablar del tema abiertamente. A través del diálogo es posible identificar conductas suicidas y brindar apoyo a tiempo. Si bien en Uruguay ha habido ciertos avances, el suicidio continúa siendo un tema tabú, lo que dificulta su abordaje tanto a nivel individual como colectivo. Señalaron que la prevención implica, entre otras cosas, hacer llegar información adecuada a la población, presentada de forma cuidadosa y responsable, desde una perspectiva preventiva. Explicaron también que es fundamental prestar atención a las señales de alerta que pueden preceder un intento de autoeliminación. Estas señales pueden ser tanto verbales como no verbales, y su detección temprana resulta clave para intervenir a tiempo y evitar una tragedia.