Por Carlos Arredondo.
Los tiempos que corren, en los que el aislamiento voluntario y el distanciamiento social imponen cambios abruptos en nuestras conductas, sumados a los temores por contraer la enfermedad COVID 19, o ser agente de transmisión hacia la interna familiar, pero también la pérdida del trabajo y una salida aun invisible para todo el mundo, genera en las personas ansiedades que se pueden manifestar de varias maneras. Una de estas maneras son los trastornos del sueño.
Esta patiología cada vez mas presente en nuestra comunidad se ve potenciada por la situación de incertidumbre y ansiedad que la pandemia mundial nos impone.
EL IMPACTO DEL CONFINAMIENTO
CAMBIO dialogó con el médico psiquiatra -Marcos Pamparatto-, referente de salud mental del Centro Médico y responsable de Casa Grande, para conocer más detalladamente el impacto que la pandemia y sus consecuencias, tienen en nuestra conducta. Pamparatto comenzó explicando que «sin dudas que este es el cambio cultural más grande y global al cual hemos asistido en esta época. Cambió la cultura del relacionamiento de convivencia, en donde la primera premisa que es la responsabilidad social individual de la disciplina, del auto cuidado y de la distancia social, con el «quedate en casa» – que es una responsabilidad personal -, a pasar a vivir toda una serie de hábitos que teníamos fuera de la casa, a recrearlos dentro de la casa». Según el profesional esto es un cambio drástico en nuestras vidas «debido a que Uruguay apeló a aprender de lo que no habían hecho los demás países, que fue «la distancia social» para aminorar y atenuar una propagación rápida del virus. Y eso llevo a que nos quedáramos en casa y el miedo a la enfermedad lo desarrollamos nosotros, pero en realidad lo que más pegó, sobre todo en esta instancia, es lo económico; con lo cual la tensión y ansiedad aumenta» explicó.
INSOMNIO
Para Pamparatto este cambio de cultura implica un cambio en un montón de aéreas y el sueño particularmente es uno de los más afectados. El profesional dijo que habitualmente se desencadenan pensamientos pesimistas, negativos, y un montón de conductas que pueden generar que se pierda el sueño. “Cuando se pierde el sueño, se puede perder de tres maneras: No se puede dormir. Uno se duerme y se despierta con pesadillas, o se despierta temprano – antes de tiempo o bien no se duerme y demora muchísimo en alcanzar el sueño”, dijo. “Ese trastorno que es por tensión o ansiedad se expresa en el inicio. Posteriormente se pueden dar de los dos tipos: Puede tener dificultades al iniciar el sueño y puede despertarse precozmente. O sea la intranquilidad va en aumento y a su vez es un síntoma clave porque eso altera la salud mental y física» advirtió.
SONAMBULISMO O PESADILLAS
El doctor Pamparatto explicó que «esto genera alteraciones durante el día: Si tengo que seguir dentro de mi casa voy a estar cansado, irritable y con el correr del tiempo esto se puede transformar en un trastorno mayor. Porque esto es similar a lo que sucede en una gran catástrofe donde uno no elige las cosas, se les impone, las ve y las tiene que sacar adelante: Lo que se llama la resistencia o resiliencia de cómo en la adversidad puedo crecer y estar mejor y tranquilizarme y retomar un ritmo de vida o recrear una nueva cultura de convivencia, que ese es el gran tema.
El médico dijo además que con estas situaciones pueden aparecer sonambulismo, o pesadillas. «Hay persona que tienen el síndrome de piernas inquietas, duermen pero es como que no quedan quietas. Otras personas que tienen sobrepeso y agregan apnea del sueño, que son las personas que tienen problemas respiratorios previos». «Para preservar el sueño lo que hay que hacer es regular el ciclo vigilia sueño, militarmente, en donde uno se despierta a la misma hora en la que trabaja, no duerme una siesta mayor a 40 minutos, que es lo recomendable porque hace que una persona concilie mejor el sueño a la noche, y dormirse a la misma hora, con una serie de medidas que son: no abusar de sicofármacos, ni del alcohol, que son dos cosas a las cuales uno recurre para obtener una respuesta rápidamente. Tampoco tomar estimulantes como el mate, café o el té mismo, que tomados a la tardecita o la noche son nefastos» recomendó el médico.
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