sábado 20 de abril, 2024
  • 8 am

Los perros de Armando: Sentimientos que generan

Armando Guglielmone Educador canino – Instructor etólogo Representante de Ovejeros Alemanes Von Schutzmann Contacto: 098 539 682
Los perros tienen la capacidad de despertarnos emociones tal vez como nada más exceptuando nuestros afectos familiares.
Aún en las personas que no gustan de ellos provocan rechazo, miedo o admiración y a los que gustan de ellos muchas más emociones, ni que hablar de los que nos apasionan, personalmente a diario disfruto de mirar programas y documentales sobre ellos, se transforma en una necesidad involuntaria casi.
Tomando en cuenta esto, es decir, las emociones que nos provocan me gustaría dar al lector unas recomendaciones sobre la correcta manera de comportarse frente a algunos perros. La mayoría de personas que gustan de ellos tienen una actitud neutra al cruzarse con un perro en la calle, siempre hablando de perros con su propietario claro, se limitan a una sonrisa cómplice o a un comentario sobre el mismo siendo de una manera se podría decir ideal.
Luego están los que se detienen y aparte del comentario tienen una necesidad pareciera incontrolable de querer acariciarlo, aun diciéndoles que mejor no lo haga debido al carácter del perro insisten argumentando que ellos no les tienen miedo y hay que insistir en que no mientras nos miran como acusándonos de mentirosos y egoístas.
Hace poco estaba en una esquina con un moloso echado a mi lado acariciándolo para confirmar su actitud calma cuando una muchacha se detiene a admirarlo y pregunta: ¿Es malo?, le respondo tácitamente, Sí, aun así insiste en querer acercarse y al ver que el perro se incorpora gruñendo con intenciones claras de almorzársela entra en razón, sonríe y se va. Debemos entender que no todos los perros pueden ser acariciados ni tienen la necesidad de confraternizar con sus congéneres, entre nosotros no ocurre, mucho menos entre ellos. ¿O es que uno va por la vida saludando a todo el que se nos cruza? ¿Verdad que no?
Luego, están las personas que le son mayormente indiferentes pero al ver que nos acercamos a ellos por la misma vereda entran en una especie de bloqueo mental y en vez de pasarse a nuestro lado para cruzarnos se colocan del lado del perro, si nos da miedo o desconfianza usemos el sentido común y alejémonos de él pasando del lado del propietario así tendremos algo que nos separe.
Finalmente están los que no gustan de los perros, la mayoría ni se hace notar, cuando mucho tiran una mirada de desaprobación o descontento pero hay una minoría que no, estos tienen la misión de hacer saber que no le gustan los perros y no tienen reparos en decírnoslo, es como una necesidad creada de querer arruinarnos la jornada descargando su frustración, resentimiento e infelicidad al ver que hay gente que tiene el tupé de ser feliz con ese “animal”. Aun así gracias a Dios los que somos felices con la compañía de los perros somos amplia mayoría, aunque no andemos propalándolo a viva voz por donde vayamos.