
Por Cary de los Santos Guibert
Le aseguro que yo no llegué a conocer estas curiosas botellas, pero si fue un pibe en los años 50 recordará que uno de los juegos más entretenidos era el de las bolitas, o canicas como se lo conoce en otros lares de Latinoamérica, y como las bolitas eran importadas de china, por lo general uno se hacía de cualquier bolón o esfera que pudiera encontrar de forma gratuita.
Así los rulemanes solían desaparecer por arte de magia y las botellas de gaseosa terminaban con el cuello roto. Este efecto sobre las botellas se debía a la fabulosa botella Codd.
BOTELLAS CODD
Resulta que en 1872 un fabricante de bebidas gaseosas llamado Hiram Codd diseñó y patentó una botella para bebidas gaseosas o carbonatadas. La botella de cuello Codd, incluía un marbete y un tapón de vidrio en el cuello.
Las botellas se llenaban al revés, y la presión del gas carbónico forzaba el tapón contra el pico, sellándola. Tenían la forma que pueden ver en las fotos, con una cámara dentro de la cual el tapón podía ser empujado para abrir la botella y no se bloqueaba al servir. Después de su introducción, la botella se hizo extremadamente popular en Europa, Asia y Australia, aunque los bebedores de alcohol desdeñaban su uso.
El término codswallop originado en cervezas vendida en botellas Codd, hizo que la cerveza se hiciera popular y conocida como wallop.
COLECCIONABLES
En Argentina, la marca de bebida gaseosa que la popularizó se llamaba «Chinchibira» y las primeras tiradas de botellas se hacían a pedido a una empresa radicada en Inglaterra. El envasado Codd se produjo regularmente por muchas décadas, pero gradualmente se hizo algo pasado de moda, principalmente porque los niños rompían las botellas para extraer los tapones de bola de vidrio, evitando que el envase fuera reutilizado y dejando como resultado que estos objetos sean altamente coleccionables, particularmente en el Reino Unido, donde pagan fortunas por cada una de ellas. Una botella Codd color cobalto cuesta miles de libras esterlinas en el mercado de antigüedades. Aquí la marca Chinchibira las utilizaba y en su libro «Recuerdos Luquenses», Juan Luis Torres cuenta que en las primeras épocas de Lucas González, se instaló allí el inmigrante italiano Héctor Lupi, quien explotó una licorería, elaboración de soda y bebidas gaseosas.
MODESTO
INDUSTRIAL
Este modesto pero no obstante progresista industrial trajo por aquel entonces una moderna maquinaria para el gasificado y llenado de las botellas. Por muchísimos años y hasta bien entrada la década del 60, la familia era fabricante exclusiva de la entonces famosa gaseosa Chinchibira, cuya tapa era una bolita de vidrio (considerada la primera gaseosa argentina. (Tomado del blog: http://blogopinar.blogs pot.com.uy)