jueves 3 de octubre, 2024
  • 8 am

Una claque, sin vergüenza

Gustavo Varela
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Gustavo Varela

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Gabriel Rodriguez diputado

Por Gustavo Varela
Nuevamente el sistema político sufre un golpe en la credibilidad y confianza de la gente, con el episodio relacionado al Senador del MPP-FA Charles Carrera, a quien la fiscal de delitos económicos, Silvia Porteiro, solicitó el desafuero, por la causa que investiga relacionado al uso indebido de recursos del Estado, en éste caso el uso de las instalaciones del Hospital Policial y dineros del Ministerio del Interior, cuando el actual Senador desarrollaba tareas en dicho Ministerio en gobierno del Frente Amplio, todo lo cual fue cuantificado en más de U$S,720.000.
Convengamos que no es algo que sorprenda, pues, todos los partidos que han ejercido el gobierno en nuestro país, han tenido episodios relacionados con corrupción.
No vamos a rasgarnos las vestiduras ante el presente caso, pues somos conscientes que ejercer el gobierno en cualquier lugar del mundo, se lleva a cabo con recursos humanos, que en algunos casos, ceden ante el flagelo de la corrupción, tanto sea para provecho propio, como para provecho de la fuerza política gobernante.
En una palabra, ningún sistema político se encuentra vacunado contra la corrupción, pues son seres humanos quienes ejercen el mismo, y los seres humanos pueden ser buenos, regulares o malos en el ejercicio del poder, y para eso tenemos un sistema jurídico que pena las diferentes desviaciones del poder.
O sea que asombro ninguno, y falso puritanismo, menos.
Lo que sí llama la atención, es la justificación y el aplauso fácil, y bullanguero de la fuerza de izquierda, ante cada uno de los casos por los cuales atravesó, y que lleva a pensar que, no están convencidos que lo ocurrido, se enmarque dentro del concepto de corrupción.
Un diputado que se renunció a la Cámara y sus compañeros lo despiden a los aplausos.- un vicepresidente que renuncia condenado y la fuerza política no está convencida de su renuncia, intendentes que festejan con colocar a su parientes más próximas para que no pierdan ingresos mientras tanto…, caravanas de apoyo a jerarcas hasta sus domicilios en muestra de apoyo fervoroso, un Ministro de Economía que defiende hasta lo imposible a un jerarca cuyos casinos daban pérdidas (único caso en el mundo), son algunos de los casos más paradigmáticos.
Por supuesto que la credibilidad y la confianza de la gente en el sistema, se resienten, cuando percibe que con dinero ajeno se hace cualquier cosa, pero además no es sancionable, y lo peor de todo, es festejable.
Se tiene que entender que es dinero ajeno que hay que administrarlo responsablemente, y si llegado el caso, no se hace, hay que sancionarlo pero además de una sanción física y económica, se debe de ser claro, por lo menos haciendo silencio en señal de repudio, para dar un mensaje claro.
Si la gente ve, que ante un tema de corrupción aparece una claque (definida por la RAE como “grupo de personas a las que se paga para aplaudir en un espectáculo” y, por extensión, “grupo de personas que aplauden o animan a alguien incondicionalmente”, que festeja y aplaude efusivamente el mal proceder y la realización de acciones delictivas, obviamente que va a descreer de quienes así actúan.
La izquierda es la única que actúa así.
Esperemos que esos procederes no se repitan.