Pasar al contenido principal

Disponibilidad

Por el Padre Martín Ponce De León
Hace unos días me hicieron saber que una persona necesitaba unas hojas de un determinado árbol para realizarse un “beberaje”. Hoy llegó el día en que pude llegarme hasta su casa para entregarle dichas hojas.
Al llegar a su casa, no tarda en aparecer. Su presencia me hizo recordar a unos años atrás, cuando le vi por primera vez. Su rostro tiene salpicaduras de barro en distintos lados, su barba abundante, se encuentra matizada con barro, sus piernas, con los pantalones arremangados hasta las rodillas, son cubiertas por unas tupidas botas de barro hasta las mismas rodillas y, sus manos, que se extienden en un saludo franco están cubiertas por guantes de barro.
En aquella oportunidad su conversación comenzó con un: “Aunque estoy sucio de barro, ¿no le importa le haga una pregunta?”. Ahora ya no necesita preguntarme si soy quien él creía era puesto que hemos conversado en más de una oportunidad y sabe que no me molesta la presencia de barro en su persona.
Me agradeció las hojas que le llevaba, pero, inmediatamente, me sacó el tema que más le interesaba conversar. “Me dijeron que este año va a hacer un pesebre. ¿Qué papel tiene para mí?” “Sueño con hacer uno, pero aún está nada más que en un deseo. Sé que puedo contar con usted” “Usted dígame que papel tengo que hacer y nada más. Cuente conmigo”.
Le dije que en un pesebre no había lugar para “Papá Noel” (disfraz que sé que tiene) puesto que entran pastores y reyes magos. “Yo tengo un casco de Rey Mago que se puede usar.”Agradecí su disponibilidad y quedé gratamente sorprendido ante su interés por colaborar.
Su trabajo de hacedor de ladrillos, donde está constantemente rodeado de soledad y barro, no le impide, dentro de sus posibilidades, estar colmado de una disponibilidad que hace aflorar en cuanta oportunidad se le presente.
Sobradamente sé que es un alguien muy especial ya que, así como brinda una mano no tiene dificultad en enfrentarse con alguien para solucionar alguna dificultad creando un violento enfrentamiento.
Todo en él hace suponer una gran necesidad de conversación, que siempre es una forma de manifestar su cansancio de estar solo. Por ello cuando uno se llega hasta él sabe que debe disponer de algún tiempo para escucharle hablar, por lo general con un marcado tinte de disconformidad.
Hace poco me enteré de una postura que había tomado ante un hecho sucedido en su barrio. Dicha postura estaba muy distante de la realidad y ello, me llevó a que fuese hasta él para explicarle lo que, verdaderamente, había sucedido. Pocos días después me entero que había hecho pública, con un encuentro personal, su solicitud de disculpa por haber opinado equivocadamente.
Nunca habría supuesto que unas pocas palabras le hiciesen tener el coraje de ir y hablar con las personas a las que había señalado, equivocadamente, a pedir una disculpa. Se necesita de integridad para actuar de esa manera. Así como está disponible para solicitar una disculpa, está disponible para “el papel que usted me diga”.
Sin duda que uno no puede ser indiferente ante su disponibilidad. Lo suyo es una enseñanza que sirve para que uno se cuestione y pregunte si no necesita de un algo de barro para, como él, ser tan disponible. Muchas veces los prejuicios llevan a que uno condicione la disponibilidad y él, salpicado de barro siempre la tiene disponible por ello es que es imposible no darle gracias a Dios puesto que seres como él enseñan sin necesidad de grandes palabras.