Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Sexual
Hablar de duelos no implica hablar de perdidas únicamente físicas, sino que puede tratarse de un duelo emocional como ser una ruptura o tratarse de un proceso que se da de forma paulatina aun dentro de una relación.
Cuando algo se rompe o cambia estando en un vínculo y no puede superarse ya sea por una o ambas partes, se vuelve un proceso complejo, doloroso y muchas veces irreversible.
A partir de ese quiebre se puede iniciar un duelo de lo que se tenía, la perdida de lo que antes fue y que quizás ya no sea, una crisis irreconciliable, una muerte lenta de las expectativas que teníamos en el otro, o incluso de lo que esperábamos ser con el otro.
Esto no implica una ruptura abrupta pero si el fin de lo que soñábamos o esperábamos de esta relación.
Puede darse cuando uno de los dos siente que ya no recibe el mismo amor o la atención que anhelaba, o puede deberse a cuestiones más puntuales como una infidelidad u otro tipo de decepciones.
Este tipo de crisis puede que no signifiquen el fin de la relación pero que si arrastren a la misma a un sin fin de conflictos que incrementen el desgaste.
Las emociones a las que se puede estar expuesto en casos así son diversas, desde negar lo que sucede o minimizar la gravedad, al enojo por aquello que no pudo ser.
Se puede transitar también por la tristeza profunda o por la sensación de vacío, aun estando con esa persona.
Hay tantos duelos como personas, no todos reaccionamos de la misma forma ni transitamos esta situación de igual manera, el dolor, la confusión, la culpa o el apego emocional, son tan solo algunas de las manifestaciones emocionales que pueden surgir.
Es importante poder o saber cómo atravesarlo ya que el impacto puede ser desestabilizante, puede traer consigo mayor distanciamiento, más reproches, e incluso un gran resentimiento en la pareja.
Ni que hablar del impacto en lo individual, baja autoestima, la confianza en uno mismo, y hasta la forma en que nos vinculamos con otra persona en un futuro.
Para poder atravesarlo con creces, es fundamental tener en cuenta algunas herramientas que pueden ser de mucha utilidad.
El reconocimiento de que algo no está funcionando es crucial, hacer una pausa en eso que molesta y que pueda ser puesto en palabras para poder buscarle entre ambos soluciones.
Poder expresarse sin culpas, mediante una comunicación asertiva, es lo que permite encontrar salidas a los laberintos emocionales.
Cuidarse, que importante que es cuidarse, priorizarse, tanto la salud física como emocional, sino nos encontramos enteros, es más fácil romper a los demás.
Otro recurso es poder reinventarse, una pareja nunca es la misma después de un tiempo juntos, ni siquiera los que la integran son los mismos, el cambio es lo único constante y eso obliga a ir al compás del mismo para que no nos haga perdernos en las individualidades.
Pero si igualmente la relación va llegando a su fin, no olvidar que seguimos en el camino, que podemos proyectarnos, con nuevas metas, otros planes. Que nada de esto es una señal de fracaso y mucho menos debilidad, sino de nuevos aprendizajes.
Somos humanos y cada experiencia solo resignifica lo que vivimos, la forma que tenemos de amar.
