Dr. Fulvio Gutiérrez
La decisión del Presidente de la República de negar al Pit Cnt el uso de la cadena de Radio y Televisión Nacional con motivo del próximo 1º de mayo, tuvo importantes repercusiones, sobre todo porque sirvieron para poner las cosas en su debido lugar.
En primer lugar, la facultad de conceder o no dicha cadena radiotelevisiva es discrecional del gobierno de turno. Por tanto a nadie debe extrañar que la opinión que tiene el actual gobierno en este tema -y en la mayoría de los temas- sea diferente a la del gobierno anterior. El actual gobierno entiende que dicha cadena es una forma de comunicación propia, y que la utilización de dicho recurso “contempla únicamente necesidades de carácter nacional que involucren a instituciones del gobierno”. No obstante, señala la nota que Lacalle Pou remitió al Pit Cnt el 15 de abril, “Presidencia de la República realizará las gestiones pertinentes a los efectos de la utilización de un espacio en los medios públicos”.
En segundo lugar, también quedó claro que el Pit Cnt tiene conceptos equivocados en cuanto a su papel en el ámbito político nacional. El gobierno con tal negativa, no afectó en modo alguno el sistema democrático, ni se contradijo con referencia a la aspiración de unidad nacional, ni afectó derecho fundamental alguno. El Pit Cnt tiene toda la libertad del mundo para expresar sus ideas, principios y fundamentos con referencia al Día de los Trabajadores, por cualquier medio de comunicación que entienda pertinente. Menos en los medios oficiales de comunicación del gobierno, por la simple y sencilla razón que son eso, del gobierno. Si otros gobiernos tienen ideas diferentes al respecto, allá ellos, pero sus actuaciones anteriores no obligan a nadie ni sirven de precedente en caso alguno.
El argumento del Pit Cnt en cuanto a que la negativa afecta el concepto de unidad sostenido por el gobierno de Lacalle Pou, es falsa. Pero ya que lo señalaron, bueno es preguntarse: ¿Quién afectó ese concepto de unidad en primer lugar? ¿O acaso se olvidaron del caceroleo que a menos de un mes de haber asumido este gobierno, propugnaron, difundieron e impulsaron precisamente contra ese gobierno? Fue sin duda una muy mala acción, traicionera, baja, hasta inmadura si se quiere, con tintes de infantil forma de revanchismo, bastante fuera de lugar para una organización que tanto alardea de su importancia. Y ni vale la pena recordar al sindicalista Gabriel Molina, integrante del ejecutivo del Pit Cnt, con sus ridículos y obscenos improperios contra el Presidente. Salvando la distancia, es como si yo apedreara la casa de mi vecino, y luego fuera a pedirle que me prestara una cebadura de mate porque me quedé sin yerba. Es obvio que me va a “mandar al diablo”.
Wilson Ferreira Aldunate, con esa increíble facilidad para acuñar en una frase todo un pensamiento vinculado a la vida política, o en verdad, a la vida toda, dijo: “el derecho a pedir, hay que saberlo ganar”. Y es exactamente así. Y se gana con altura, con transparencia, hablando de frente y sin bajar los ojos, anunciando la conducta coherente para despejar todo gesto de traición, porque el que avisa, no traiciona.
Esperemos que estos hechos, le hayan enseñado al Pit Cnt que a los ponchazos no va a sacar nada del gobierno; y que entiendan de una buena vez, que no son cogobierno, como antes ilegítimamente lo fueron, por las cómplices renuncias del gobierno anterior a su poder natural, que le crearon esa mala y equivocada imagen.
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