sábado 20 de abril, 2024
  • 8 am

Todos somos responsables

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

124 opiniones

Por Gerardo Ponce de León
Después del escrito del miércoles pasado, sobre los niños que mueren de hambre, tengo la suerte de escuchar en una radio Argentina a una señora hablando del bienestar animal. La verdad que sentí tristeza, por cómo somos los seres humanos. En la medida que la escuchaba me daba más rabia y tristeza.
Rabia de saber que no es la única persona que piensa así y tristeza por verme reflejado en lo que ella iba diciendo. Sentí la impotencia de no poder hacer nada, por nadie, ya que era más importante el bien estar animal, que el bien estar humano. Se me podrá decir que uno va junto al otro, ya que en la medida que se trate bien al animal, indirectamente estamos tratando bien al ser humano.
Ahí entró el motivo de mi escrito de hoy. Comencé a preguntarme, ¿cuántos explotamos a niños, mujeres y adultos? No podemos pegarle a un perro, vacuno o cualquier otro animal, pero si castigar a una mujer, aprovecharnos de un niño, me ha tocado tener la experiencia de que me digan: “si no acepto y hago lo que me piden, me muelen a palo”, “lo denuncio y cuando vuelve, me castiga que hasta me deja de cama”.
Claro, hoy existen tobilleras, pulseras, todo lo que usted me diga y le tengo que decir que es cierto, pero ¿qué hago para que no se llegue a eso? Como siempre me saco el lazo y le echo la culpa o hago responsables a otros, ya que es la solución más rápida y fácil. “No puedo hacer nada”.
Cuantas veces vemos a personas mayores, en condiciones, casi infrahumanas, y miramos para otro lado, porque no nos conviene ver, miramos y no queremos ver ¿Sabe por qué? Porque vemos nuestra desidia, nuestra falta de humanidad, y no es un problema religioso. Es más fácil cuidar una mascota, que cuidar o atender en lo mínimo, a otro ser humano.
Siempre se puede hacer algo por los demás, pero la comodidad, nuestra tranquilidad, me lleva a “no te compliques, no te involucres”, me frena y me sujeta. Cuando no entra el famoso y nunca bien ponderado “no es mi problema”. Entonces cuando vemos a una persona o grupo que trabaja por los demás, internamente, sentimos que nosotros, yo, puedo ayudar en algo, pero, como tenemos el freno de mano puesto y da mucho trabajo sacarlo, seguimos mirando el problema desde afuera, y para colmo de males tenemos el tupé de criticar lo que esa o el grupo hacen.
Tenemos que hacer como el león, sacudir la melena de la modorra, dejar de criticar y hacer algo, que por más pequeño que parezca, es algo. Estoy convencido de dos cosas: nunca se sabe hasta dónde llega un mensaje desde una radio, y que algo es algo, peor es nada. Por eso, la radio como medio de comunicación es muy valiosa e importante. Desde ese medio se puede ayudar, como podemos tirar tierra sobre uno mismo.
Gracias a este medio pude escuchar a esta señora, el cual hoy me ocupa o me dio pie para hacerles llegar a ustedes, mi opinión sobre el bien estar animal, no el animal racional, sino que este no existe; es un efecto secundario.
Si existirán cosas para hacer, creo que no podemos decir “me aburro, porque no tengo nada para hacer”. Todos podemos mirar el problema y está en cada uno de nosotros si vemos, lo que está a nuestro alcance para ayudar a solucionar el mismo.
Es capaz de que el equivocado es uno y esta señora tiene razón, y uno es el que mira y no quiere ver. Nadie es ajeno, pero todos somos responsables.