Por Gerardo Ponce De León
Muchas veces ni nos acordamos o no le damos importancia a todo lo que nos rodea y en estos momentos se nos complica más, ya que nuestra “cabeza” está en otra cosa. Les hablo de que es muy importante ser agradecido.
Voy a ir por paso, en el diario vivir, voy a tratar de demostrar todo lo bueno que nos rodea, sabiendo que también están las cosas malas, pero las buenas las tenemos todos los días y son infinitamente mayores que las otras.
El primer agradecimiento es al despertarnos, ya que comienza un nuevo día y tenemos la posibilidad de disfrutarlo. Comienza un día nuevo en nuestra vida, un nuevo amanecer, con sus sorpresas, buenas y malas, pero estamos vivos y tenemos que agradecer.
Cuando podemos ver un nuevo amanecer y comienza a aclarar, vemos la salida del Sol, con sus colores y una gran particularidad nunca un amanecer es igual al anterior, son únicos. Hasta cuando el astro rey no aparece, tenemos igualmente un paisaje para admirar.
Junto a este panorama comienza la naturaleza a vivir, comienzan los pájaros recibiendo el nuevo día, como a agradeciendo al Padre todo lo que les espera. Los loros (que no son de mi agrado) empiezan a gritar, salen a buscar ramas para su casa y comida para sus pichones. Mirlos y cardenales le dan su bien venida al nuevo día, los horneros nos avisan de su presencia. Las bandurrias llaman a salir a buscar su sustento diario a los compañeros de bandada, que se volverán a encontrar al atardecer, en el mismo lugar y en pareja, ya que siempre andan de a dos. Es el comienzo a la vida de las aves. Hay que agradecer el poder escuchar todo esto.
La vaca lechera que llama al ordeñador para que haga su trabajo y ella se junta a su hijo/a, que el hombre los separó el día anterior, los chanchos quieren su comida al igual que las gallinas, ya que el gallo nos ha avisado que se viene un nuevo día hace rato. Todo lo que nos rodea comienza su movimiento y a su manera y ritmo. Todo es para agradecer.
El día se desarrolla dentro de lo previsto por el Padre, que escapa de nuestras manos, pero que en el trajín del mismo nos absorbe y recién cuando paramos sobre el medio día y tenemos la posibilidad de comer, el almuerzo como la cena, tenemos que agradecer la posibilidad de tener algo para alimentarnos, ya que en el mundo, muchísimos seres humanos, no tienen nada para alimentarse, por lo tanto tenemos que agradecer.
Si trabajamos, por más que tengamos alguna “nana” y podemos cumplir con nuestra obligación. Miremos a nuestro costado cuantas personas no tienen trabajo, cuantas están imposibilitadas de moverse, y nosotros lo podemos hacer. Dentro de todo este movimiento, sabemos que cuando lleguemos a nuestra casa, nos está esperando la familia para comer o estar juntos, día y noche, están ahí. Sabemos que se preocupan por cada integrante de la casa, y esto nos tiene que llevar a pensar en la gente que está sola, sin que nadie lo visite, se preocupen por uno, por más que uno tenga la independencia de obrar, están ahí. Al llegar la noche, tener un lugar, bajo techo, para pernotar y descansar. Otro muy importante motivo para agradecer.
Si es cierto que existen momentos malos, complicados y en los cuales nuestra mente o raciocinio, se nos cierra, se nubla y nos enojamos contra la vida. Pero seamos sinceros y pensemos en esos momentos, cuantos momentos agradables hemos vivido, disfrutado y veremos que son muchos más que los que nos tiene en estos momentos amargado y preocupados.
Veremos que siempre tenemos motivos para agradecer.
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