Por el Padre Martín
Ponce De León
Comenzó un día a transitar por nuestra historia y se ha quedado.
Es evidente que existen quienes alzan voces en su contra.
Es parte del hacer un camino, impactar y dejar una lección.
Puede resultar contradictorio el hecho de que Dios se haya valido de un ser tan pequeño, físicamente, para que realizase una obra tan grande.
Sin más que sus manos, un cubo con agua y un poco de dinero (muy poco) salió al encuentro de una realidad inmensa.
La gran parte de su obra se realizó en silencio, como a ella le gustaba.
La fama y el reconocimiento llegaron casi en los últimos tiempos.
Lo suyo es una propuesta de opción de vida contemplativa.
Descubrir a Jesús en los pobres más pobres fue la razón de su acción.
En oportunidades uno puede quedarse en esas tareas que tanto impacto causaron entre tantos.
No es fácil la acción que ella realizó.
Relatan que, en una oportunidad, una persona le dijo que no haría lo que ella ni por un millón de dólares. Ella respondió que no haría tal cosa ni por dos millones y que lo hacía, únicamente, por Jesús.
Uno puede admirar su trabajo con los leprosos, su trabajo con los moribundos o su trabajo con los niños pero mucho más admirable resulta lo que ella hace por Jesús.
No es fácil descubrir la presencia viva de Jesús en los pobres más pobres.
Hacer de la vida una entrega total por amor a Jesús no es nada sencillo.
Hacerlo con alegría y como una forma de oración no es nada sencillo.
Hacer lo nada sencillo con sencillez no es nada común.
Esa es la grandeza que impactó al mundo.
Cuando, hoy en día, alguien pone un ejemplo de vida cristiana la menciona sin ningún tipo de dudas.
Sin duda que uno puede pensar que lo de ella es una manifestación extraordinaria de entrega, amor cristiano y solidaridad.
Pero, creo yo, seres como ella no hacen otra cosa que mostrarnos que es posible.
Es posible ver a Jesús en los demás.
Es posible ver a Jesús en quienes sufren.
Es posible ver a Jesús en quienes más necesitan.
Cuando alguna de sus seguidoras se resistían ante alguna tarea difícil ella jamás realizaba un reproche ante la natural resistencia.
Tomaba la iniciativa y realizaba la tarea con amor y alegría.
De esa forma expresaba que es posible.
Así continuó su tarea donde la más importante de sus palabras fue el hecho de hacer lo que estaba a su alcance.
Desgraciadamente nos hemos quedado con que lo de ella es lo espectacular.
Hemos despojado, de lo de ella, lo simple de una lección de vida para con cada uno de nosotros.
Hemos despojado, de lo de ella, esa lección que hace a cualquiera que se precia de ser continuador de Jesús.
Es evidente que ninguno de nosotros somos “Madre Teresa” pero………….. ¿No es parte de nuestra vocación cristiana el descubrir a Jesús en los demás?
Ella no hace otra cosa que mostrarnos que ello es posible.
No es una realidad llena de utopía sino de acciones bien concretas.
Su vida nos lo demuestra.
Claro que nosotros hemos llegado a la Madre Teresa ya tocada por el reconocimiento público pero dicho reconocimiento sólo es posible desde los años previos de anonimato y entrega.
Deben de haber sido los tiempos más difíciles.
Dije anteriormente que salió al encuentro de la realidad con un poco ( muy poco) dinero. Ese mismo primer día entregó ese dinero a una señora pobre con la que se encontró.
Esa es la Madre Teresa. Por amor a Jesús se olvidó de ella misma y por ello fue grande.
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