sábado 23 de noviembre, 2024
  • 8 am

Ayer alguien dijo………

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Ayer alguien dijo………..
¿Sabés, Señor……..?
Me encantó que alguien dijese eso.
Claro, no pude dejar de escuchar tal cosa como un elogio para algunas personas que conozco.
Claro, no pude dejar de experimentar que escuchar tal cosa era una señal de que, lentamente, se va por tu camino.
Tú dijiste que hasta las piedras hablarían.
Tú dijiste que Dios había hablado hasta por la burra de Balaam.
Sentí que tú hablabas.
Necesito agradecerte lo que dijiste.
Para mí fue, verdaderamente, gratificante escuchar decir tal cosa.
Si para nosotros todo estuviese bien, sin duda, estaríamos equivocados.
Si todos estuviesen de acuerdo, tal vez, estaríamos mal.
Si todos estuviesen conformes indicaría que ya habíamos llegado.
Por ello me encantó saber que aún no hemos llegado.
Por ello me encantó saber que en este camino hay quienes se molestan.
Porque así fue tu camino.
Caminaste incomodando a muchos y agradando a algunos.
Caminaste y fuiste un signo de contradicción.
No caminaste para agradar a todos.
No caminaste para que todos te felicitaran.
No caminaste para despertar simpatías unánimes.
Caminaste presentando una propuesta que despertaba admiración y despertaba rechazo.
Sinceramente me encantó escuchar lo que ayer alguien dijo.
Gracias, Señor, por hacernos saber que vamos bien.
Gracias, Señor, por mostrarnos que vale la pena.
Gracias, Señor, por hacernos saber que, aún, falta mucho.
Sí, falta porque aún es necesario crear más incomodidad.
Sí, falta porque aún necesitamos despertar mucho más la realidad de ser signos de contradicción.
Ayer alguien dijo……….
Muchas gracias, Señor.
Sí, es lo menos que puedo decirte cuando haces saber que estás conforme.
Sí, es lo menos que puedo decirte cuando invitas a continuar.
Ojala se pueda tener el coraje para continuar.
Ojala se pueda seguir avanzando sin importar el “¿qué dirán?”.
Ojala aumentes esas disconformidades que hacen saber que hay que continuar.
Ayer alguien dijo…………..
La verdad, gracias Señor.
Sé que he de cometer errores.
Ojala encuentre la misma comprensión que tú la tienes conmigo.
Ojala encuentre la misma compasión que debo tener para con los otros.
Ojala sepa aprovechar determinadas observaciones para aprender de vos.
Ojala no me deje llevar por algún deseo de complacer a todos.
Tú no lo hiciste y conservaste tu camino para ser aceptado o rechazado.
Tu cruz no es otra cosa que la máxima manifestación del amor que nos tienes.
Es la manifestación más acabada de lo que implica volverse signo de contradicción como tú lo deseas.
Claro, siempre es mucho más sencillo criticar y censurar que dejarse cuestionar y concluir que se impone la necesidad de un cambio personal e institucional.
Ayer alguien dijo que valía la pena salir a la intemperie para buscar a Jesús y yo sentí que ello era una invitación a intentarlo aunque se nos gastase la piel en ello.