viernes 26 de abril, 2024
  • 8 am

Gracias y ayúdanos

Padre Martín Ponce de León
Por

Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín
Ponce De León
Señor Jesús, no es fácil decirte.
Uno quisiera poder encontrar las palabras necesarias.
No es muy fácil decirte gracias.
Es la única palabra que se me ocurre pero……..
No encuentro otra como para decirte.
Hoy los recuerdos invaden.
Todo es razón para sentir que los recuerdos nos colman.
Surgen ante cualquier realidad.
Parecería como que todo se presta para despertar un recuerdo.
Son recuerdos de diversos rostros y distintos momentos.
Son recuerdos de vivencias y palabras.
Son recuerdos de miradas y colores.
Son recuerdos que pueden resultar muy simples y de mucha cercanía.
En medio de todos estos recuerdos es donde surge la gratitud.
¿Cómo no sentir que se debe agradecerte lo que has querido regalarnos?
Claro que uno siente que hubiese sido mucho más hermoso si esos recuerdos aún no estuviesen.
Uno nunca está conforme con la perdida de los seres queridos.
Uno siempre siente nostalgia y dolor auténtico por esas perdidas.
Nada puede retener ese gracias que debe ser pronunciado.
Sí, Señor Jesús, gracias por haber puesto en nuestras vidas esos seres que hoy son nuestros recuerdos plenos de vida.
Gracias por haber querido que esos seres tan especiales hayan formado parte de nuestra existencia.
No solamente nos obsequiaron trozos de sus vidas sino que también nos regalaron esos momentos que hoy recordamos con tanta fuerza.
Gracias porque sus rostros han sido, en muchas oportunidades, uno de los primeros rostros que hemos conocido.
Gracias porque sus palabras forman parte de esos sonidos que nos ayudaron en muchas instancias de nuestra vida.
Han sido esas palabras las que nos introdujeron en ese mundo que íbamos descubriendo lentamente.
Gracias por esas manos que aún sentimos aferradas a las nuestras.
Han sido manos a las que tomamos para dar nuestros primeros pasos tambaleantes. Nos obsequiaron caricias que curaban nuestros dolores reales o inventados.
Gracias por ese ser que comenzaba su vida con las ganas de llevarla por delante pero, Señor Jesús, Dios tenía otro proyecto y se lo llevó cuando comenzaba su vida.
Siempre queda la sensación de que fue un préstamo por muy breve tiempo, demasiado breve.
Quedan su sonrisa, sus travesuras, sus gritos ocurrentes y sus momentos plenos de vértigo.
Gracias, Señor Jesús, todas esas presencias han sido un obsequio de Dios para cada uno de nosotros.
Nos cuesta decirte gracias pero es una necesidad que sentimos.
Muchas veces nos hemos quedado en todo eso que ha significado la pérdida de cada uno de ellos.
Lo que ha significado el acompañarles hasta la parcela y deber dejarlos, definitivamente, allí.
Hoy sabemos que se prolongan de una forma nueva, distinta.
Una forma en la que muchas veces nos parece ausencia y otras, como hoy, una presencia muy fuerte.
Es momento de pedirte nos ayudes a poder hacer vida cada una de esas realidades que ellos han dejado en nosotros.
Esos valores por lo que se han jugado durante mucho tiempo de su existencia.
Esos valores que nos han enseñado a vivir y que debemos prolongar desde nuestra realidad cotidiana.
Ayúdanos a no fallarles puesto que sería una forma de fallarte a ti.
Ayúdanos puesto que somos frágiles y lo que se nos ha brindado es mucho más de lo que podemos vivir desde nuestra pobre realidad.
Gracias y………… ayúdanos, Señor Jesús.