miércoles 24 de abril, 2024
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Tiempo al tiempo

César Suárez
Por

César Suárez

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Por Dr. César Suárez
En el mundo existen infinitas formas de comunicación que permiten a las personas intercambiar mensajes, conceptos, ideas, códigos acordados con el fin de ponerse de acuerdo acerca de lo que se intenta comunicar, infinidad de lenguas dispersas en el mundo, muchas de las cuales son clasificadas como idiomas que cada uno incorpora casi sin darse cuenta simplemente por interactuar.
A nosotros, en esta región nos tocó el idioma español del que siempre se dice que tiene una enorme riqueza lo que lleva a llamar a una misma cosa de múltiples maneras.
La información disponible dice que el idioma español cuenta con ochenta y ocho mil palabras diferentes de las cuales, de un gran número ignoramos su significado preciso.
A pesar de tanta riqueza idiomática, en ocasiones se utiliza una misma palabra para definir concepto muy diferentes, tal sucede con el término tiempo, quizás sea una de las palabras más repetidas en nuestra comunicación cotidiana y suele ser motivo de elucubraciones diversas que conceptualmente, nada tienen que ver.
Siempre que tengo dudas acerca de la definición de una palabra, recurro al diccionario de La Real Academia de Letras Española y allí abunda en forma extensa información sobre esta palabra cuya primera definición se refiere a una magnitud física que permite ordenar la secuencia de los sucesos, estableciendo un pasado, un presente y un futuro y cuya unidad en el sistema internacional es el segundo, sin embargo, la palabra tiempo en las conversaciones cotidianas suele encontrarse frecuentemente relacionada al clima.
Suele ser la muletilla imprescindible para entrar en conversación con otra persona en un encuentro casual sin motivo, la pregunta casi obligada es ¿qué me dice del tiempo?, obviamente referida al clima del cual se habla como si se tratara de un personaje de conducta errática que caprichosamente actúa como se le canta de acuerdo al humor con que se despierta.
A continuación, se entremezclan el frío, el calor, la humedad, la lluvia, la helada, el sol, la vestimenta y la locura, “que tiempo loco” y cuando el clima es demasiado caótico se lo pasa a denominar con un diminutivo “que tiempito”.
Para los aficionados, los insumos para hacer los pronósticos suelen ser variados donde intervienen la humedad, la luna, (creciente, menguante, nueva, llena), la dirección del viento, la nubosidad, las estrellas, la pesadez, la necesidad, que normalmente no permite sacar ninguna conclusión lógica, pero si permite mantener activa la conversación por un rato hasta al fin surge cualquier otro tema para continuar el diálogo.
Los pronósticos meteorológicos se han ido perfeccionando y a través de la tecnología satelital ya lo pueden espiar desde lejos para poder discernir con que se viene y poder adelantarse a cada cambio climático.
Los meteorólogos hacen sesudos análisis frente la pantalla de la televisión, muestran dibujitos y mapas, pero a la gente sólo le interesa saber si va a llover o no, si va hacer frío o calor y como va estar el fin de semana.
Pero cuando hablamos de tiempo también podemos referirnos a los verbos, presente pasado futuro y todas las demás variables intermedias, o hablar de un motor de dos cuatro tiempos, o del tiempo musical que marca el compás de cada ritmo, o hace tiempo que no te veo y se hablamos de fútbol, primero segundo tiempo, o tiempo agregado o en caso del basquetbol, mientras el juego está parado hablamos de tiempo muerto, o ante la tragedia inminente, parar a tiempo, o cuando se llega muy temprano no queda otra opción que hacer tiempo o haciendo algo o no haciendo nada, o engañando el tiempo simplemente aburriéndose mirando cada treinta segundo el reloj o distrayéndose con el teléfono celular hasta que llegue la hora o pelear contra el tiempo para intentar no llegar tarde y cuando todo ya está perdido y el dolor y la angustia nos embarga, es bueno recurrir al tiempo que todo lo sana, ese remedio intangible que solo requiere esperar.
Hay cosas muy lejanas en el tiempo pasado donde no sé porque razón, María Castaña siempre tiene algo que ver, en ocasiones, el tiempo escasea tanto que no alcanza ni para rascarse, pero la impaciencia no lleva a ninguna parte, hay que darle tiempo al tiempo, trabajar con la esperanza que vendrán tiempos mejores, o quedarnos en la nostalgia, pensando que todo tiempo pasado fue mejor.