jueves 18 de abril, 2024
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El tiempo no para

Pablo Vela
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Pablo Vela

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Por Pablo Vela
Rápidamente los meses se consumen y las elecciones internas de los Partidos Políticos cada vez se ven más cerca.
Entre acusaciones cruzadas de quien hizo o no hizo algo, quien debió hacerlo o no, los uruguayos, los salteños vemos con pesar que la clase política local no ve más allá de sus narices y olvida la responsabilidad que los cargos que ostentan (por capacidad o no) obligan a pensar en el Salto de hoy pero también en el Salto del mañana.
Ya dejamos en claro que errores, omisiones, horrores se vienen cometiendo desde el oficialismo local pero también desde la oposición que no logra poner encima de la mesa que la gestión del Intendente Lima es muy mala: desde sus cometidos más básicos hasta la forma de manejarse haciendo política con nuestros recursos, ni siquiera cumpliendo con estar en el departamento, en el día a día.
Entonces no hay que dejar que ese intendente inescrupuloso se mueva tranquilo, haga política con las necesidades de la gente y a costa de nuestro bolsillo (reitero) sin que comencemos a planificar como se termina de consolidar la coalición local.
No solamente para que el ciudadano comience a pensar sus próximos apoyos (votos) sino también por la planificación electoral que conlleva una estrategia de éste tipo por las cuestiones que la normativa electoral indica: prohibiciones de participar como candidato por distintos lemas en elecciones del mismo período, etc.
Es decir, pasa el tiempo, se acortan los márgenes de planificación y seguimos sin saber si habrá coalición (entendemos que debe haber), como se plasmará en el escenario político, etc.
Mientras tanto los hermanos Lima anuncian sin concretar, regalan nuestros recursos, avisan que pidieron o plantearon determinadas cuestiones aún a sabiendas de que no tendrán eco porque la mayoría no son de resorte político exclusivamente (además que plantean cuestiones que podríamos hacer el resto de los salteños tranquilamente y con seguridad con mayor resultado) pero para Salto: nada. La profundidad misma de un departamento sin obras de infraestructura, apenas un mantenimiento que dura lo que demore en llover o en aparecer algún viento apenas fuerte, desocupación en porcentajes record (responsabilidad compartida con el Gobierno Nacional) y las ya muy conocidas malas costumbres políticas de “comprar” voluntades por cargos y hacerlo noticia cual trofeo de campeón.
Hemos caído muy bajo, necesitamos de un recambio general en política, de políticos con capacidad además de vocación, salir de la mediocridad de anunciar públicamente que se analizan “ofertas” de tal o cual Partido Político, ¿qué nos pasó?, nos dejamos estar, no nos desencantó la política y no le prestamos más atención olvidando que la política entra en nuestras vidas todos los días.
Y eso aprovecharon los oportunistas (hay que reconocer que fueron hábiles en ese sentido) y ocuparon el espacio que en otras épocas ocupaban personas preparadas, preocupadas y comprometidas.
Se nos viene otra oportunidad de corregir esa situación. Falta mucho, ¿falta mucho?, es relativo, para el trabajo que tiene la oposición en Salto falta muy poco y los líderes no están sabiendo generar los diálogos necesarios, ocupados en sus obligaciones seguramente pero deberán saber optimizar los tiempos que no sobran y juegan para el “contrario”.