sábado 27 de abril, 2024
  • 8 am

Gente

Por el Padre Martín Ponce de León
A lo largo de estos años he tenido la oportunidad de conocer mucha gente. Gente que, de una forma u otra, fueron formando parte de mi vida. Gente que me ha ido ayudando a ser un poco mejor de lo que era. Gente que me han dado una mano para intentar poder servir un algo mejor. Gente que me ha solicitado una mano como cura y gente que me solicitó una mano como persona. Gente que me regaló su ternura y calidez humana. Gente que me obsequió su solidario desinterés. Gente que me obsequió el regalo de su amistad. Gente que me enseñó de entrega y disponibilidad constante. Gente que supo despertar mi sincera admiración por su forma de ser y servir. Poco a poco mi vida se fue colmando de gente y, en oportunidades, he sentido no podía cumplir con lo que ellos solicitaban. Por ello es que, lo sé, he defraudado a muchos y desilusionado a otros. Sin duda que durante este tiempo he aprendido e intentado corregir muchos errores que cometía con frecuencia. He aprendido que es posible cambiar sin dejar de ser uno mismo. He aprendido que es posible intentar ser coherente modificando actitudes pero sin, por ello, abandonar principios. He aprendido que de nada sirve quejarse cuando se poseen tantos privilegios y tantos mimos de Dios. He aprendido a disfrutar de la hamaca de la luna y otras muchas realidades simples de lo cotidiano. Sé que hay personas a quienes siempre estaré en permanente deuda de gratitud puesto que es muchísimo lo que han hecho por mí. Sí, hay seres a los que no me dará la vida para retribuirles lo mucho que han hecho por mí con infinito cariño y experimentada cercanía. Haga lo que haga será una forma de retribuir tanta generosidad y desinterés brindado. Nunca podré estar a la altura de esos seres pero intentaré decirles que he aprendido su lección de vida. Sé que me conocen y no esperarán de mí grandes cosas pero esperarán mi entrega y mi servicio a otros desde mi estilo de vida. Sin duda que Dios ha querido poner en mi vida mucha gente para que pudiese aprender y debo manifestar que he aprendido lo mucho que me han enseñado. No pretenderé ser admirado como alguna persona a que supo despertar mi admiración en su persona pero pretenderé mostrarle que he aprendido su lección. Que lo hecho en mi vida no ha sido en vano. Es por ello que le doy un inmenso gracias a Dios por toda la gente que ha puesto en mi vida y han sabido tener la paciencia y el desinterés de ayudarme. Es por ello que le pido perdón a todas esas personas que, con mis actitudes he podido lastimar. Ahora que comienzo una nueva etapa de mi vida intentaré actuar conforme lo aprendido aunque sé que no me resultará fácil puesto que son muchas las lecciones recibidas y, espero, que aprendidas aunque dudo de mi condición de buen alumno. Ojalá día a día mi calificación sea un: “Debe esforzarse mucho más”.