Por Pablo Perna
Mi chasis es del año 1980, naci y me crie en Salto, por lo que los únicos canales de televisión que existían hasta mediados de mis 15 años eran tres, el canal local “8” que su programación se reducía al informativo por la mañana, luego cortaban la trasmisión y continuaban a la hora 17:00, el canal argentino “9” y un canal estatal uruguayo. La programación de los canales uruguayos y argentino, el 40 % de su contenido se reducía a novelas o mejor dicho “novelones” venezolanos donde Caracas se dejaba relucir en toda su potencial cultural, artística, musical, moda, mostrando una majestuosa ciudad moderna, pujante, con mujeres y hombres de revistas, playas de sueños, petróleo, en resumidas cuentas era el país más rico y envidiado de América Latina, tenían todo, hasta que Hugo Chaves toma el poder de Venezuela en 1998.
Venezuela antes de Chávez producía cuatro millones de barriles de petróleo, hoy apenas puede producir novecientos mil, era un país exportador de alimentos, hoy debe importar el 80 % de los mismos, ha eliminado productores locales y expropiado empresas extranjeras eliminando la competencia, así como también ha intervenido medios de comunicación, ha puesto presos a periodistas y políticos opositores. Hoy subsiste gracias a sus socios políticos y prestamistas como lo es China y Rusia, esto explicaría medianamente los motivos por el cual son de los pocos países del mundo que han convalidado las elecciones fraudulentas del domingo pasado.
De apoco han reformado la constitución venezolana, han aprobado leyes que permiten tener injerencia en el Poder Judicial, esto es designación de jueces; designación de fiscales que son los que acusan y tipifican delitos; ha cambiado la conformación de su Corte Electoral, por lo que el organismo que controla las elecciones es dirigida directamente por el Gobierno. Esto permitió que la corrupción reine, sumado los acuerdos que el Gobierno mantiene con el narcotráfico que les ha permitido al chavismo tener impunidad total, no solamente por manejar los hilos de los tres poderes del Estado, sino por tener un financiamiento sin límites para tener contentos a los funcionarios cómplices de la dictadura.
Maduro que era de profesión chofer de ómnibus y tener orígenes muy humildes llega a coronarse presidente de su país, lo que de no ser por el entorno que ha rodeado su ascenso al poder seria digno de felicitarlo. En la cabeza de Maduro sabe que de entregar el poder democráticamente caería preso él y todo su gabinete, al igual que se les confiscarían todos sus bienes por blanqueo de activos, motivo por el cual los altos funcionarios sin escrúpulos y con cinismo absoluto no dudan en sostener al Gobierno de la manera que sea.
Maduro ha manejado como una novela venezolana su patética situación y el episodio con el más rico del mundo Elon Musk es claro ejemplo de ello, donde escribe el dueño de “X”: «El burro sabe más que Maduro» y luego añade: «Perdón por comparar al pobre burro con Maduro. Es un insulto al mundo animal». Maduro no se queda atrás y lo invita a pelear a puños a Musk afirmando: «¡Quien se mete conmigo se seca!». Musk le tomo la apuesta y sentencia: “Si gano, él renuncia como dictador de Venezuela. Si gana, le doy un viaje gratis a Marte”. Maduro le vuelve a responder invitándolo a Caracas para concretar la pelea mostrándole sus puños al auditorio, advirtiéndole que aceptará el viaje a Marte, pero si viajan juntos. Esperemos que esta novela de terror venezolana termine pronto por el bien de nuestros hermanos venezolanos.
¡Viva Venezuela!