sábado 23 de noviembre, 2024
  • 8 am

¡Feliz día niño!

Padre Martín Ponce de León
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Padre Martín Ponce de León

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Por el Padre Martín Ponce De León
Sí, ya sé que es una celebración teñida de comercialidad. Pero es casi imposible sustraerse de todo un bombardeo de los medios de comunicación que de mil maneras está gritando que será su día.
Ellos son realidad de este hoy donde la sociedad de consumo impone sus reglas y sus códigos. Quizás, todo nos esté haciendo pensar que, la celebración, pasa por un obsequio.
Sobradamente sabemos que ello, el objeto, es tremendamente secundario en lo que hace a tal día. Algunos, ante lo comercial de la fecha, optan por un restarle importancia a la misma. Se me podrá decir que el niño no necesita de un día, puesto que todos los días son su día. Ojalá fuese realidad tal afirmación. ¿Podemos ignorar la fecha?
Ello es mucho más simple que darle un contenido distinto al comercial pero que, sin duda, es bueno lo sepamos encontrar.
Es, a cada uno de los adultos que, este día, nos puede presentar esa oportunidad. Tal vez que a tal oportunidad la tenemos todos los días, pero… muy poco aprovechamos por más que los niños nos estén haciendo saber que esperan nuestra voz.
Cotidianamente, con nuestras actitudes, les estamos haciendo escuchar nuestra voz, pero muy pocas veces les estamos haciendo saber que nos importan. Nuestro hoy es nuestra cotidiana palabra y, allí, muy pocas veces les estamos pronunciando una muy buena palabra. Todas nuestras voces están diciendo que ellos, como mañana, muy poco importan. Con fuerza podemos ver se van perdiendo valores y el no hacer mucho para revertir tal situación ¿no es una manera de decir que el mañana no nos importa mucho?
Cotidianamente se ve como la violencia es el lenguaje más constante o más fácil de nuestras palabras ¿qué mañana estamos construyendo? Un mañana que está muy lejos de ser para nosotros puesto que será totalmente de ellos. Allí precisarán de espacios para el diálogo. Trasladarán los modelos afectivos recibidos y necesitarán de medios para poder realizarse.
Quizás que nuestro mejor obsequio sea poderles brindar un futuro mejor, pero ello no es tarea de alguien en soledad sino de todo el contexto social empeñado en ello y, creo, pasarán muchos días del niño antes de que podamos llegar a un concepto común de “futuro mejor”. Pero, sí está en nuestras manos, ese intento cotidiano de, por lo menos, revertir esa situación que hace a nuestro entorno. Sería bueno que ellos pudiesen escuchar que nuestra apuesta está centrada en ese mañana mejor que se le desearía legar y que nuestros esfuerzos apuntan a ello.
Muchas veces transmitimos toda una postura de desinterés ante la realidad. Podremos tener nuestras razones para tal cosa, pero……. es el mañana que les estamos legando.
¿Con qué interés pueden estar mirando el futuro que se abre ante sus vidas si es para insertarse en esa realidad a la que solemos calificar con despectivos epítetos?
En oportunidades, no solamente reciben una postura despectiva ante la realidad, sino que se les agrega toda una carga de negatividad para con ellos mismo. “Siempre estás molestando”, “Servís para nada”, “No hacés nada bien”, “Siempre estás dando trabajo” “Por tu culpa me molestaron desde la escuela”. Es así como el niño crece con un concepto totalmente peyorativo de él. Hay oportunidades que la voz que escucha de los adultos es que deberá encontrarse con un mañana que es un desastre él que es más desastre que el mismo mañana. Por ello sería bueno que no dejemos de hacerles saber que nos importan. Nuestro compromiso con ellos es un compromiso por un cada uno intentando ser mejores para que desde nuestra cotidianidad podamos decirles, con una sonrisa plena de esperanzas,
“¡Feliz día niño!”.