sábado 15 de febrero, 2025
  • 8 am

Dignidad arriba y regocijo abajo

Fulvio Gutiérrez
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Fulvio Gutiérrez

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Sol

Dr. Fulvio Gutiérrez
El pasado martes, el presidente de la Agrupación Artigas Adelante, Representante Nacional por dicho departamento Emiliano Soravilla, presentó una nota al Honorable Directorio del Partido Nacional, solicitando que la ex diputada Valentina Dos Santos, sea habilitada como candidata a Intendenta del departamento de Artigas, en las elecciones departamentales a realizarse el domingo 11 de mayo de 2025. La solicitud fue acompañada de 7.256 firmas apoyando tal solicitud. Como fundamento jurídico, señalaba que dicha persona no tenía restricciones legales ni constitucionales para postularse en una elección democrática, porque ya había cumplido con la pena que se le había impuesto, por lo que se habían restablecido todos sus derechos políticos. Error, esto no es un problema de votos, es un problema moral.
Recordé que, en el transcurso del pasado año, la Sra. Valentina Dos Santos había sido protagonista de graves irregularidades administrativas vinculadas a la Intendencia de Artigas, las que, derivaron en consecuencias jurídicas de carácter penal, y éstas, a su vez, trajeron consecuencias políticas. De acuerdo a nuestra legislación, se trató de groseros casos de corrupción política, referida a los actos deshonestos o delictivos cometidos por funcionarios y autoridades públicas, que abusan de su poder, en connivencia con intereses privados, e influyen a realizar un mal uso intencional de los recursos financieros y humanos a los que tienen acceso, anticipando sus intereses personales, los de sus allegados o los de determinados grupos de poder, para conseguir una ventaja ilegítima.
Concretamente, la Sra. Dos Santos, había ordenado a la Jefa de Recursos Humanos de la Intendencia de Artigas, pagar horas extras a funcionarios que no las habían trabajado, basada en su calidad de sobrina del Intendente Pablo Caram, cuando ya había renunciado a su cargo de Diputada. Fue condenada a seis meses de prisión, en régimen de libertad a prueba, sustituido por trabajo comunitario. En este caso, la tipificación fue por el delito de usurpación de función pública en virtud de cumplir directamente y, de hecho, tareas propias del Intendente, violando la independencia y la autonomía del gobierno departamental respecto del Poder Legislativo. Un hecho realmente gravísimo. Producida su formalización penal, la Sra. Dos Santos aceptó un juicio abreviado, que originó la sentencia mencionada, lo que, por expresa prescripción legal, constituyó una directa confesión de la autoría del delito que se le imputó.
La sentencia fue de prisión, y de acuerdo al art. 80 de la Constitución, ello supone la automática suspensión de la ciudadanía, lo cual fue confirmado por la Corte Electoral por unanimidad de sus integrantes. Sin perjuicio de ello, la Sra. Dos Santos renunció expresamente al Partido Nacional
Dije en aquella columna, en la que analicé esta triste situación, que en el caso que lo solicitara, el Partido Nacional no debía aceptar un reingreso a sus cuadros, pues a mi juicio, si lo hiciera, sería cómplice de la corruptela desatada por la Sra. Dos Santos, Pero ante una eventualidad distinta, dije: “Veremos, porque en política, puede pasar cualquier cosa”. El próximo lunes, el Honorable Directorio del Partido Nacional deberá resolver sobre esta situación. Sé que hay opiniones a favor y en contra de su petición. Pero como blanco que soy, entiendo, razono, y me baso en los más dilectos pensamientos de nuestros jefes históricos, que lo pedido por la Sra. Dos Santos debe ser rechazado de plano.
El partido, por historia, por ética, y por respeto a sus más preclaros dirigentes de hoy y de siempre, debe rechazar contar entre sus filas y menos aún como candidata a Intendente, a una persona corrupta, que violó abiertamente claras normas penales, y confesó una falta que no solamente constituyó un delito, sino una violación flagrante de principios y valores que han sido muy caros al Partido Nacional. La ética política se refiere al comportamiento de los servidores públicos y su puesta en práctica en los asuntos de gobierno. En una sociedad en la que los casos de corrupción en cargos públicos están a la orden del día, parece más necesaria que nunca la formación en ética política porque, la práctica de la política sin ética, pierde totalmente su función de servicio público.
No sé por qué adjuntó a la nota de que se trata, 7.256 firmas. Lo interpreto como una forma de presión, y en el lenguaje rastrero de los corruptos, la interpreto como un aviso de que, si no se acepta la petición, esas firmas significan tantos votos menos al Partido Nacional en Artigas. Eso es una amenaza, un agravio, y un agravante a la conducta de la Sra. Dos Santos. Que no me extraña, porque se condice con su accionar en el uso de los ciudadanos en su beneficio político, a como dé lugar. Recuerdo a Saravia cuando dijo, “la Patria es Dignidad arriba y Regocijo abajo”. Y le agrego estas palabras que dirigió a su hermano: “Es por eso, hermano, que estoy en donde estoy, y aquí estaré al morir. En el bando de los administradores de buena fe; en el partido de las probidades presidenciales, junto a aquellos que suben y bajan pobres del poder.”Con esa dignidad apoyé al partido desde el ejercicio de cargos y fuera de los mismos, lo que siempre fue mi mayor orgullo. Por tanto, si el Honorable Directorio no rechaza la absurda pretensión de la Sra. Dos Santos, entonces debo pensar que no estoy políticamente en el lugar que me corresponde.