Por Leonardo Vinci.
El Comité patriótico de Río Negro, celebró hace pocas horas un acto frente al monolito que recuerda la hazaña del General Fructuoso Rivera en el «Rincón de las gallinas» o «Rincón de Haedo» donde el 24 de setiembre de 1825, con inteligencia y coraje derrotó al ejército invasor despojándolo de la caballada, armas y municiones, sellando el destino de la ocupación de la Banda Oriental.
El Comandante de la unidad militar de Fray Bentos fue el único orador, frente a las autoridades civiles y militares del Departamento que asistieron a la ceremonia.
Ante un marco inusual de asistentes- muchos de ellos montados a caballo, pertenecientes a distintas aparcerías- podía percibirse en la mayoría de la concurrencia entusiasmo patriótico pero también indignación.
Los mismos sentimientos estuvieron presentes al día siguiente en la Plaza Fructuoso Rivera de la hermosa ciudad de litoraleña, frente al monumento del héroe de la patria, donde dirigentes colorados autoconvocados celebraron un acto en nombre de un grupo nacional conformado por maestros y profesores, historiadores y autores, periodistas y legisladores y entusiastas militantes.
Banderas coloradas volvieron a ondear en la capital de Río Negro mientras una caballada desfilaba por la ciudad rumbo al encuentro.
Con toda razón los distintos oradores no ocultaron su indignación ante la tergiversación de la historia que se ha llevado adelante en escuelas, liceos, universidad y distintos institutos por parte de muchos docentes anti liberales que en los últimos años se han adueñado de la enseñanza.
Lo cierto es que la más importante figura de nuestra independencia- no sólo en lograrla sino en defenderla, el soldado que fue fiel a Artigas hasta el final, el general más querido por los indios y gauchos- ha sido vituperada de manera infame.
Quienes atacan a Rivera, atentan contra las libertades- nuestras libertades, las libertades por la que luchó Don Frutos.
Son los mismos que han defendido a los dictadores, a Fidel y a Chávez en su momento y a sus sucesores después.
Tan sólo a manera de ejemplo, digamos que por increíble que parezca, varios docentes adoctrinados- y decididos a adoctrinar a sus alumnos- usan como argumento en las aulas, el contenido de una novela escrita 70 años después de los episodios ocurridos en Salsipuedes por el gran escritor Acevedo Díaz, «La cueva del tigre», como si esa obra de ficción fuese un relato fidedigno.
A tal extremo llega la desfachatez y el engaño que, incluso, la Asociación de Profesores de Historia del Uruguay en Facebook, utiliza una fotografía de indios del Putumayo (Colombia) cruelmente encadenados- símbolo de la esclavitud que se vivía en la época del auge del caucho en 1912, difundida originalmente por la ONG Survival International- para denostar al General Fructuoso Rivera.
Ilustran mentirosamente con estas imágenes los episodios de Salsipuedes, dando entender que son charrúas prisioneros, cuando es sabido que en 1831 ni siquiera existía la fotografía en nuestro país. (*)
Sin duda alguna, las autoridades de la educación deberán tomar medidas al respecto, en defensa de la verdad histórica.
Razón tenía Lincoln Maiztegui Casas al decir «Escribo para todos, desde luego, pero fundamentalmente para los más jóvenes, víctimas preferidas de los que han dedicado sus miserables existencias a señalar que todos los buenos han estado de su lado y todos los malos del otro, a pudrir la mente de los muchachos y a dar por ciertas sus mentiras. A ellos, el más ínfimo de mis desprecios.»
(*) https://aphuuruguay.wordpress.com/2013/04/04/salsipuedes-una-traicion-y-una-masacre/
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