Dr. Pablo D. Vela Gadea
Uno pretendería que estas columnas fueran sobre temas que a los salteños les invite a pensar cómo sacar adelante el departamento, como mejorar en distintos rubros en donde hemos quedado en el fondo de la tabla. Como modernizar un departamento siempre líder en asuntos turísticos, deportivos, en el agro, en la agricultura pero que hoy no siente la contención necesaria a nivel gubernamental.
Antes que eso debemos volver a poner blanco sobre negro en situaciones que no hacen más que señalar que el camino es el cambio de gobierno departamental, la búsqueda de nuevos actores políticos con ideas y principalmente ganas de trabajar por los salteños.
Días pasados, más precisamente el 20 de marzo, en conferencia de prensa de la lista 9007 y como anuncio de la precandidatura que encabezará que firma la presente columna, entre otras cosas que dijimos se expresó que para el extremo este de la ciudad, Marcelo Malaquina sin tener cargo público ninguno, hizo más que el intendente Lima y otro actores políticos con cargos locales y nacionales.
¿Por qué? Sencillo, gestionó, destrabó y permitió poder avanzar hasta el hecho de ya haberse comenzado con las obras relacionadas al nuevo Caif, el harto reclamado Liceo N° 8 y la UTU en aquel extremo urbano. Los recursos estaban solo hacía falta conversar, analizar, proponer y hacer encajar todas las buenas voluntades que existían, que existieron siempre pero si no se les apoya o colabora con algunos aspectos de gestión gubernamental es difícil.
Marcelo Malaquina cambió la vida de los salteños de aquella olvidada zona, les guste o no. Luego de sus incursiones con cada activo salteño y en la capital directamente con ANEP el resultado se hizo público.
¿Por qué se enojan? No dijimos nada nuevo. Desde hace tres administraciones desde la entrada (Avda. Manuel Oribe) hasta las calles internas que incluyen otras avenidas son un problema para los salteños que viven en Barrio Artigas, Uruguay, Nuevo Uruguay, William, Da Rosa, Martínez Méndez, Oribe, Burton. Ni hablar de la iluminación, limpieza de calles, etc.
Pero no solamente se enojan sino que salen a mentir, hablan de hechos que nunca ocurrieron o bien estamos ante personas que hoy nos gobiernan que poco entienden de la función pública: el cargo, la investidura que han recibido es para generar mejores condiciones de vida de los ciudadanos. ¿No pensarán que pasar una máquina tratando de corregir defectos en calles destrozadas, o aplacadoras de polvo, o limpiar una cuneta o un “pozo negro” son obras, o sí lo piensan? Entonces el nivel es aún más bajo de lo que pensábamos.
También salieron a anunciar (como siempre anuncios, nunca concreciones) trabajos en la caminería rural abandonada, destrozada por esta administración y que tanto perjudica a nuestros productores, pequeños, medianos y grandes productores que dinamizan la economía nacional y la local también.
En algo sí tienen razón, no solo Malaquina le cambió a la vida a los salteños del extremo este, Lima también lo hizo. Hoy esos salteños que deban hacer los kilómetros que unen esa zona con el centro, con el Hospital, con la zona sur o norte de la ciudad ya no tienen transporte público los domingos. ¿A cuenta de qué? Dinero hay según la Intendencia pero prefieren complicar a los salteños y pagar buenos sueldos a gente radicada en Montevideo o tomar buenos viáticos para recorrer el país.
Tenemos un montón de defectos pero ninguno de ellos es la falta de ganas de gestionar por Salto y para Salto.
Algunos se enojan y salen a mentir, más aún. Algunos se enojan y se olvidan que arriesgaron la vida de muchas personas organizando una fiesta clandestina en plena pandemia de COVID, hecho que ameritaba en un ambiente lógico el despido de cualquier cargo pero sin embargo en Salto, la tierra de la mentira y la extorción, una multa “suculenta” de 20 UR arregló todo.
Que diferente somos.
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