viernes 22 de noviembre, 2024
  • 8 am

La fuerza del cariño

Armando Guglielmone
Por

Armando Guglielmone

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Armando Guglielmone Instructor Canino – educador etólogo Represente de ovejeros alemanes von schutzmann Contacto y/o sugerencias : 098 539 682
Frecuentemente hemos mencionado actos de arrojo y valentía que perros han realizado en favor de sus dueños, esto es así pues justamente, es más común que los perros lo hagan por nosotros que nosotros por ellos. Es que para realizar actos de valentía que requieran de poner en riesgo la vida hay que actuar muchas veces de manera irracional, movidos más por la emoción que por la razón.
Se podría pensar que los perros lo hacen pues no meditan en las consecuencias de sus decisiones, pero el instinto en los perros actúa en ellos como en nosotros actúa el sopesar las consecuencias de nuestros actos. Hay perros que en situaciones de riesgo enfrentadas por sus dueños optan por responder a su instinto de supervivencia y no actuar para no poner en riesgo su vida, hay otros que no, el instinto de protección prevalece y actúan aún a riesgo de perder su vida.
Esto en las personas funciona mayormente poniendo el raciocinio por delante y no la pasión, son relativamente pocas las personas que actúan sin pensarlo dos veces y ponen en riesgo su vida por otro, más aún si es un perro. Es que en nosotros también actúa el instinto de supervivencia, y está bien que así sea, sino mal nos iría en este mundo.
Pero hay ocasiones en las cuales, en este caso, el cariño que tenemos por nuestro perro pesa más que cualquier decisión racional; hace un tiempo vi unos videos en los cuales en uno, una anaconda se había comido un perro y el dueño al encontrarla la mató y abriéndola sacó su perro de dentro de esta mientras lloraba desconsolado abrazando su perro ya muerto obviamente; en otro un campamentista estaba con sus dos labradores cuando de repente un puma aparece tomando a uno de estos por el cuello, el hombre sin pensarlo dos veces tomó un machete y se enfrentó a este matándolo y salvando su perro de una muerte segura.
Viéndolo a través de una pantalla me preguntaba si había valido la pena matar dos animales salvajes así, por lo menos en el caso de la anaconda, aunque tal vez, en esa situación hubiese actuado de la misma manera.
Es que hay cosas que se hacen sin pensar, aún a riesgo de nuestra propia vida, y muchas veces es cierto, pueden no valer la pena.
Pero hace un par de días vi una noticia de esas que nos calan hondo, de cosas que tal vez no haríamos, pero al saberlas nos embarga una mezcla de tristeza y emoción al ver hasta los límites que nos lleva a las personas la fuerza del cariño. En Estados Unidos, Amanda Richmond llevaba desaparecida desde diciembre pasado, estando en Alaska para su aniversario de bodas habían decidido salir a caminar con sus perros, uno de estos, Groot, al acercarse a beber en un hoyo en el hielo resbaló y se hundió en el agua helada.
Su esposo intentó rescatarlo sin éxito, entonces Amanda, que trabajaba en emergencias y tenía más experiencia se sumergió tratando de rescatarlo ella, pero sin lograr salir de la trampa helada. Su cuerpo fue rescatado recién ahora, y cual guion de película, estaba con Groot abrazada, congelados ambos.
Su esposo contó que actuaron por instinto y sin pensar ya que consideraban a sus perros como uno más de la familia, él y sus cuatro hijos la consideran una heroína, no alguien que debió haberlo pensado dos veces antes de hacerlo.
Con el diario del lunes es fácil para uno decir que no debería haberlo hecho, que dejó a sus hijos sin madre y a su esposo solo, pero es que a veces los perros nos generan ese impulso de sacrificio que tal vez sea irracional, como cuando han entrado a salvarlos de incendios saliendo con quemaduras graves pero felices de haberlos salvados. Tal vez ese poco de locura irracional, sea solamente, la fuerza del cariño.