Por Andrés Torterola.
Durante su visita a Salto, el arquitecto Esteban Dieste, hijo del reconocido ingeniero Eladio Diste, se refirió a diversos aspectos del desarrollo urbano, deteniéndose especialmente en el avance de los barrios privados. Explicó que los inversores que impulsan este tipo de emprendimientos buscan, lógicamente, concretar negocios mediante la construcción de nuevas porciones de ciudad. Sin embargo, advirtió que este fenómeno resulta preocupante, porque implica que personas con mayor poder adquisitivo opten por aislarse del resto de la comunidad, separándose de las actividades cotidianas que hacen a la vida urbana, como el comercio, la educación, la recreación y los lugares de trabajo.
Dieste afirmó que cuando quienes pueden permitirse vivir en barrios privados se concentran en esos espacios cerrados, se genera un proceso de sectorización que empobrece la convivencia ciudadana. En estos predios solo hay viviendas, y aunque sus residentes puedan utilizar sus propios vehículos para desplazarse hacia donde se encuentran los servicios, lo cierto es que —según sus palabras— “los perdemos como ciudadanos con los cuales convivir en una ciudad donde se desarrollen todas las actividades”.
CONVIVENCIA EQUITATIVA
Agregó que, a medida que quienes más tienen se alejan del entramado urbano tradicional, se hace cada vez más difícil integrar a quienes menos poseen.
En este contexto, Dieste planteó la necesidad de impulsar programas de vivienda viables que eviten que la ciudad continúe expandiéndose de manera desordenada y hacia la periferia. Propuso, en cambio, fomentar el crecimiento hacia el interior de la mancha urbana, recuperando viviendas céntricas que actualmente están deshabitadas. Esta estrategia permitiría integrar a familias que hoy viven en asentamientos y dar lugar a una convivencia más equitativa: “que a la escuela del barrio concurran tanto el hijo del médico como el hijo del albañil que no pudo pagar un alquiler y debió instalarse en un asentamiento”, ejemplificó.
ACCESIBLE A TODOS
Asimismo, señaló que también hay sectores de la población con muy pocos recursos que, de alguna manera, terminan aislándose involuntariamente al construir viviendas precarias en asentamientos carentes de servicios básicos, como saneamiento, agua potable o electricidad regularizada. Este tipo de exclusión, advirtió, refuerza la fragmentación social y limita las oportunidades de desarrollo para las nuevas generaciones.
Dieste insistió en que una ciudad integrada, con espacios compartidos y servicios accesibles para todos, no solo es más justa, sino también más segura, vital y más sostenible a largo plazo.