Por Daniel Spinelli.
A sus 73 años de edad falleció Omar, el padre de Blanquita Filippini, la niña que en el año 2009 (con solo 3 años), sufriera una infección generalizada que por no haber sido atendida a tiempo en el hospital Salto y como consecuencia se le amputaran las dos piernas, un brazo y tres dedos. El padre de Blanca denunció “omisión de asistencia y mala praxis”, iniciando una demanda judicial que recién llegó a su fin, cuando las autoridades de ASSE y el propio Presidente Luis Lacalle Pou decidieron no apelar un nuevo fallo de condena y accedieron a indemnizar económicamente a la familia según lo establecido por la Justicia.
SE FUE CON SUEÑOS CUMPLIDOS
Desde que el caso de Blanca se hizo público Omar se puso al hombro la situación y como todo padre que se revela ante una situación compleja en un hijo sobrellevó lo ocurrido con fuerza y desvelo. Pese al cariño de la gente para con Blanca, no todo el proceso fue un camino de rosas, hubo de las malas y vaya si Omar supo sortearlas. Acusado por anteriores autoridades de gobierno de pretender solamente lo económico y de tener la culpa en el desenlace de la niña (hoy adolescente), nunca bajó los brazos y se mantuvo siempre firme con el convencimiento que lo ocurrido con su hija configuraba una clara mala praxis. Filippini se fue habiendo cumplido dos de sus grandes sueños. Uno de ellos era que se hiciera justicia en el caso de su hija, lo que ocurrió hace algunos meses cuando ASSE resolvió indemnizar a Blanca tras más de 12 años de proceso judicial. El otro sueño era bailar el vals de los 15 años de su hija. Y el 30 de diciembre del año pasado pudo cumplirlo cuando celebró el cumpleaños de Blanca y emocionado abrazó a Blanca recordando los años en los que debió ser padre y madre, para sobrellevar desde la pobreza una historia que sacudió al país.
