Foto: Martín Pérez Banchero y Germán Cardoso… Otros tiempos.
-…la cosa es que el Martín Pérez Banchero, le destapó una bruta olla de “chanchullos”, y además no quiso firmarle unos “revalú” con unas publicidades. ¡¡¡Un avión, Germancito!!!
– Esteeee….
-Acá lo que hay que destacar es que el gobierno está dirigido por un blanco y eso fue fundamental. Todo el mundo sabe que fue Luis el que le pidió la renuncia.
-Supongo te refieres al Presidente Luis Lacalle. Mirá Manuel, el Presidente no puede pedirle la renuncia a ningún colorado. Es probable que le haya pedido que renunciara, pero no le pidió ninguna renuncia. Cardoso anunció que se alejaba del Ministerio en la casa de Julio María Sanguinetti, eso quiere decir que cuenta con el respaldo del sector. Y todos sabemos que Sanguinetti es quien está sosteniendo la coalición. Si Luis Lacalle hace algo que le moleste a Sanguinetti se queda sin la coalición multicolor.
-¿Entonces, quien Gobierna?
-Y les digo más, atrás de Sanguinetti se va Manini Ríos con Cabildo Abierto, así que no jodan con sacar chapa con eso porque no se la vamos a llevar.
-Paren, paren… La cosa acá es que Cardosito y Remo Monzeglio, metían publicidad hasta en Facebook y pagaban cualquier plata, y el Pérez Banchero no les llevó el viaje, llegó a decir que Remo Monzeglio nunca fue al Ministerio, jajajaja… Esos colorados no cambian más.
-Ese asunto es un pase de facturas de otros tiempos. El asunto es que Pérez Banchero también es colorado, por lo tanto podemos decir, que si un colorado quiso hacer alguna chanchada otro Colorado lo detuvo. Ojalá pudiéramos decir lo mismo de todas las chanchadas que se hicieron en los Gobierno del FA y ningún frenteamplista fue capaz de decir algo, o frenar algo.
-Además Cardoso no renunció porque fuera culpable de algo…
-… ¡¡¡Nooooo, por favor, sería una injusticia pensar eso!!! jajajaja. «Permitanmennn» recordarles que Cardosito era el secretario general del PC cuando reventó todo el asunto aquel del cambio Nelson de Maldonado en el 2017. El dueño del cambio era cuñado de Cardoso y quien le financió la campaña con aquella joda… Jajajaja… Hace poco más de un mes saltó lo de las llamadas telefónicas a un jerarca policial de Maldonado por «asuntos personales…» ¡Déjense de joder! El Hombre es lo que popularmente se conoce como «un avión»… jejeje
-Renunció porque ese tema afectó al gobierno. Lo dijo en la conferencia que hizo en la casa de Sanguinetti.
-¿Y ustedes le creyeron? jajajaja… Como le creyeron a la Chechi Eguiluz cuando dijo que se iba de la política, que siempre iba a ser colorada y que siempre votaría a Germán Coutinho. Supongo que se enteraron que vuelve con todo.
-Sí, claro.
-Obvio, ayer Cabildo Abierto hizo una conferencia de prensa, para anunciar la incorporación de Eguiluz al Partido.
-Nelito, decime la verdad: Los colorados se patean las que te dije… ¿Verdad?
-Esteeee… noooo… Todo bien…
-¿Cómo se permitieron dejarla ir?
-Cecilia Eguiluz es una mujer libre y hace lo que quiere. Y si en aquel momento no quería seguir en política, nadie se lo iba a impedir. No aceptó que Germán le dijera que para ser candidata a Diputada debía participar en la interna, ella creía que tenía credenciales suficientes para ser candidata a dedo.
-Recuerdo que ella, siendo diputada, hizo una carta donde renunció a la política.
-Pero no al Partido. De hecho coordinó con la bancada del Partido hasta el último día. Fue muy disciplinada.
-Sí, sí, sí… El tema era no dejar el sueldito de diputada… Jajajajajaja.
-Ahí se distanciaron. Coutinho estaba muy enojado con ella…
… ¿Porque no entregó la banca?
-No, no, porque nadie se la pidió. Se distanciaron porque Germán no la llevó a dedo como candidata, como ella quería.
-Les recuerdo que en aquellos días, en el senado, estaba Bordaberry que era el legislador más activo de la bancada, y de Eguiluz se dijo que se «iba» con Bordaberry a un nuevo sector.
-Bordaberry siempre fue el “jefe” de Coutinho. Le habrá hecho el aguante a Eguiluz y Coutinho debió meter violín en bolsa.
-Bueno, yo no la votaría nunca, pero creo que al “facherío” le suma, aunque algún quilombeo en la interna les va a armar, para reafirmar que es ella. Jijijijij…
-¿Por qué decís que suma? Se fue de Vamos Salto por la tremenda resistencia que se había ganado en el propio sector. De hecho Coutinho no la designó su candidata a Diputada porque se le rompía todo Vamos Salto.
-Sí, ya sé que se fue del partido colorado y nunca dejó la teta… perdón, nunca dejó la banca y cobró hasta último momento, pero yo digo que suma, porque de las mujeres que andan en la vuelta de la política ninguna le ata los cordones; hablo de todos los partido. Nadie puede negar que es una mujer, además de tener experiencia, se preparó bastante.
-Vos discúlpame Sandro, pero en el Partido Nacional tenemos mujeres que no le envidian nada a Eguiluz.
-Yo no digo que sea la mejor del mundo. Solo digo que no hay muchas con la experiencia y preparación que tiene.
-Bueno, a decir verdad, en cierta medida, a Cabildo Abierto en Salto le suma bastante, fundamentalmente de lo que más carece, experiencia.
-La experiencia que le falta al diputado Daniel Caggiani, por ejemplo.
-¿A quién?
-Daniel Caggiani, un diputado del Frente Amplio, del MPP… ¿No lo conocés?
-Esteee… sí, esteeeee… claro el «compañero» Caggiani. ¡Cómo no lo voy a conocer! ¿Qué hizo Danielito?
-En plena sesión de la cámara invitó a pelear al diputado Alfonso Lereté.
-¿Y ese quién es?
-Diputado nacionalista, ex director de AFE, ex edil, buena trayectoria.
-Bueno, algo habrá hecho el «tereré», ese…
-¡Lereté! Alfonso Lereté.
-Lo meeesmo… ¿Y qué pasó?
-Felizmente no pasó de unos empujones, una pequeña escaramuza y una invitación del desubicado de Caggiani a pelear afuera.
-Se patotearon tipo «agarrame que lo mato»… jejeje. ¡No hay caso, guapos eran los de antes! Aquellos que arreglaban las cosas con un duelo.
-¿Vos estás hablando en serio?
-Claro. ¿No te acordás uno de los últimos duelos? Fue cuando el Cejas Sanguinetti se batió con Flores Mora… ¡Y eso que eran del mismo Partido! Los dos Colorados.
-Eso es historia.
-Sí, pero así se arreglaban las cosas, a lo macho. Eso fue en el año 70, si la memoria no me falla.
-Sí, pero Sanguinetti y Flores Mora eran amigos, por cosas del momento dirimieron diferencias en duelo, pero terminaron siendo amigos nuevamente y no pasó nada, más allá de un pequeño corte en el brazo de Flores Mora.
-Ahora que hablan de duelos. ¿Fue Mujica el que propuso que se reinstaure la ley de duelos?
-Eso fue hace unos años y fue porque se calentó con un periodista que le mojó la oreja.
-Mujica dirimía las diferencias de otra manera, con armas sí, pero no precisamente en duelos, Jajajaja
-jajajaja
-Fijate si existiera esa ley, seguramente la Argimón lo hubiera desafiado a duelo al Boquita Andrade. ¿Esa mujer no está bien, no?
-¿Te referís a la parada de carro que la presidenta de la Cámara de Senadores le dio al atrevido de Oscar Andrade? Beatriz Argimón estuvo fantástica.
-Los que no estuvieron nada fantástico fueron los maestros. Hicieron paro y dejaron sin comer a miles de gurises. ¡¡¡Eso no se hace!!!
-Esos gurises deberían tener comida en la casa, pero como los padres no tienen trabajo deben comer en la escuela. ¿Ustedes quieren que los maestros que pelean por lo que es justo, y les corresponde, sean los culpables de la situación? Muchachos, maduren.
-No, Sandro, no hay que madurar, solo hay que recordar. Recordemos los dichos de los PIT-CNT cuando dijeron que si ganaba la derecha el país iba a explotar con movilizaciones. Se está dando tal cual dijeron. Hacen un paro y privan a niños de la comida.
-Muchachos, miren para abajo… ahí nomás está la Columna Infiltrada.
La columna infiltrada
“LA GUERRA NO, PERO LA PAZ TAMPOCO…”
… En aquel tiempo el andamiaje de la transición pasaba necesariamente por una reconciliación de Wilson con las Fuerzas Armadas. Personalmente hubiera deseado que ocurriera antes y así se lo habíamos dicho y reiterado. Todo hubiera sido distinto. Pero las cosas fueron como fueron e instalado el nuevo Gobierno había que producir ese efecto, razón por la cual provocamos una reunión del Caudillo Nacionalista con el entonces Comandante en Jefe del Ejército Tte. Gral. Hugo Medina. Estábamos aún en la Vieja Casa de Gobierno (antes de mudarnos al Edificio Libertad) y nos reunimos en un pequeño despacho, contiguo a la sala de acuerdos. A ninguno de los dos le anunciamos el encuentro, pero sabiendo que estaban ambos en la Casa de Gobierno, le preguntamos a Wilson si él se negaba a saludar a Medina que estaba en la Casa.
–De ninguna manera, encantado –manifestó.
-El General Guillermo De Nava, Jefe de la Casa Militar, que estaba en su despacho con Medina, sube con el Comandante al nuestro y a boca de jarro, Wilson -muy en su estilo- le dice a Medina:
-¿Usted me odia mucho general?
Medina, que tampoco era lento, contesta:
-No demasiado.
Los invito a sentarse y allí el General De Nava se sienta a mi lado, en frente de los dos visitantes y dice:
-¿Vio, presidente? Uno los deja y enseguida los blancos se juntan.
–Eso de blanco –dijo Wilson– más o menos porque usted, General (aludiendo a Medina y haciendo el gesto como de votar), con esa mano pecó…
-No sé a qué se refiere…
– Usted sabe, General… usted sabe que votó a los colorados.
-Yo sólo voté por la paz del país.
–¿Y yo soy la guerra, General?
-La guerra no, pero la paz tampoco…
Con el correr de los días, estos dos recelosos interlocutores fueron ganando en confianza y terminaron, puede decirse, amigos. Cuando murió Wilson y las Fuerzas Armadas le rindieron honores, Medina dijo que en otro momento lo hubieran hecho por obligación, pero ahora lo tributaban con respeto y reconocimiento.
Hasta hoy y para siempre le tenemos una enorme gratitud. Para él proponer la Ley de Caducidad que: dígase lo que se diga fue prenda de paz, constituía un sacrificio patriótico que cumplió honradamente. En lo personal cada vez que lo recordamos nos brota espontáneamente una sonrisa, pensando en sus travesuras. En la vida política uruguaya fue un astro con luz propia, que de joven diletante pasó a estadista y de estadista a singular caudillo, a tal punto que mantiene hoy, más allá de razones, esa adhesión emocional que sólo de esa estirpe alcanzan.
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Extraído del libro “Retratos desde la memoria”, de Julio María Sanguinetti