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Ernesto Silva y el desafío de tener una librería en los tiempos actuales

Por Adrián Canosa
En épocas de textos digitales y de hábitos lectores que se fueron perdiendo o, al menos, cambiando a un ritmo vertiginoso, apostar por una librería puede considerarse un deportes casi que de riesgo. Una de las librerías más “nuevas” – que conste que ya tiene algunos años – en el escenario cultural y empresarial salteño es la que se ubica en calle Treinta y Tres, entre Uruguay y Artigas. En estos últimos años cerraron dos bastiones del área como lo fueron Mundo Mágico y Librería Ariel. El escenario es desafiante pero por eso mismo valiente. Allí, Ernesto Silva, es uno de esos combatientes del libro en papel que se desenvuelve en el actual campo de batalla.
UNA VIDA
“Estoy dedicado al mundo de los libros desde hace muchísimos años, viajando por distintos departamentos y localidades. Es así que cuando viene la pandemia no se podía viajar. Ahí decidimos con mi hija abrir una librería como punto de venta ya que tenía una demanda importante de mis clientes, por supuesto previo contacto con la empresa que yo estaba trabajando y editoriales amigas que siempre nos apoyaron”, comenzó explicando Ernesto acerca del origen de su negocio. 
EL DESAFÍO DE UNA LIBRERÍA
Acerca de los desafíos de gestionar un emprendimiento de este tipo, el librero relativiza la cuestión. “En términos de rentabilidad sería muy difícil hablar: hay muchos factores que influyen y determinan el año. Lo único que te puedo decir es que no es un negocio fácil; como te dije las variables son muchas, es por eso que intentamos competir con calidad de servicio que es donde podemos hacer la diferencia, la atención básicamente. Hoy se puede comprar desde el teléfono celular en cualquier parte, es por eso que hay que buscar dar el máximo para fidelizar nuestros clientes”, expresó.