viernes 23 de mayo, 2025
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Patrones de vinculación (Parte II)

Alexandra Ledesma
Por

Alexandra Ledesma

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Por Alexandra Ledesma
Socióloga y Educadora Social
Tal como les comentaba en la columna anterior, en esta ocasión voy a profundizar un poco más en los patrones de vinculación, a grandes rasgos y como ayuda memoria, hablamos de que era aquello que condiciona el pensamiento y la realidad, aquello que sin buscarlo se activa dependiendo a que emoción se enfrenta y en que situaciones, especialmente en una relación amorosa.
Las situaciones que actúan como “disparadores”, despiertan emociones y pensamientos negativos y accionan estrategias reactivas que le surjan a la persona contra ese patrón. Algo importante a tener en cuenta es que tanto los patrones como las estrategias reactivas pueden ser diferentes o ser activados en distintos momentos en cada uno de nosotros.
Si, es complejo el entramado, pero así somos las personas ¿no?.
En esa complejidad, se encuentran necesidades emocionales básicas no cubiertas, que nos llevan a un adulto lidiando con estos patrones.
Las estrategias reactivas son la manera en la que la persona reacciona una vez que el patrón es activado, para poder entenderlo mejor, un claro ejemplo puede ser el de una persona con un patrón de “abandono”, activado en parte cuando su pareja no le conteste los mensajes, allí aparece la respuesta, la estrategia reactiva, ante este “ataque” a su esquema.
Las estrategias reactivas pueden ser Defensa Activa, Huida/Evasión y Defensa Pasiva, respectivamente.
La defensa activa podría decirse que las personas “luchan” contra su patrón, como si la realidad fuera directamente opuesta a la que les plantea su esquema.
En cuanto a la Huida/Evasión, así como lo expresa, implica una huida o escape de lo que se identifica como amenaza. En las relaciones, puede ser huida tanto “física”, como no contestar los mensajes, o simplemente marcharse, así como también “emocional”, donde suele hacerse presente el desapego emocional con respecto a la otra persona.
La Defensa Pasiva, es la parálisis ante lo que creemos es el ataque, rendirnos ante la posible amenaza.
En términos generales, los patrones que se identifican son: Patrón de dependencia, refiere al área emocional de la autonomía, el sentir de no poder solos, lo que puede hacernos sentir enojo temor y ansiedad. El patrón de desconfianza, corresponde al sentimiento de seguridad, al igual que el patrón de abandono, donde se aloja la creencia de siempre salir lastimado o herido de una relación y el temor a ser abandonado. El patrón de auto-sacrificio/sometimiento, corresponde al área de expresión autentica, y la creencia es que siempre lo que le pasa a mi pareja es más importante que mis sentimientos. El patrón de perfeccionismo, es sobre exigirnos a cumplir con altos estándares. El patrón de privación emocional y de aislación, responden a la conexión con los demás, me alejo por sentirme distinto o tengo el sentir de que no me van a querer como me gustaría. El patrón de defectuosidad/escasez, y el Derrotista, hacen alusión al área emocional del autoestima, donde la creencia radica en que voy a fracasar o que algo malo hay en mí. El patrón de superioridad/Pretenciosidad, al área de los limites, donde creo ser un ser superior, y si el trato no es como tal, aflora el enojo.
A grandes rasgos estos son los patrones de vinculación a los que nos enfrentamos ya de adultos en caso de que alguna de nuestras necesidades emocionales básicas no hayan sido cubiertas por los adultos responsables en nuestras niñeces.
No es menor saber y con certeza que todo se puede trabajar, que también somos dueños de nuestras decisiones y podemos diseñar al adulto al que aspiramos. Abracemos a nuestro niño herido y brindémosle las herramientas para sanar.