domingo 24 de noviembre, 2024
  • 8 am

Sufrimiento

Gerardo Ponce de León
Por

Gerardo Ponce de León

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Minervine

Por Gerardo Ponce De León
En una reunión se tocó el tema y se nos preguntó si estábamos en condiciones de aguantar el sufrimiento. La verdad que la pregunta no estaba en lo que se esperaba, por lo tanto a los pocos que compartíamos la charla, nos agarró de sorpresa. Teniendo que reconocer que era el momento exacto de hacer ese cuestionamiento.
Ninguno contestó de golpe y a fuerza de ser sincero, comenzaron a pasar por mi memoria muchos casos de gente que conocí, que estuve cerca o momentáneamente con ellos que vi sufrir. Enseguida me di cuenta que estaba dejando de lado a un tanto mayor o igual que sufren, y que no es un sufrimiento visual. Por lo tanto mi respuesta se hizo esperar.
Comenzaron a pasar por mi pensamiento la cantidad de formas de sufrimientos que existen: hambre, enfermedad, soledad, incomprensión, desprecio, mentales y seguía pasando más formas de dicho mal, logrando así, demorar más mi respuesta. Se podrán imaginar que me apareció Jesús en la cruz, como postre al torrente de formas de sufrimiento.
Me di cuenta que de los pocos que éramos estábamos todos en las mismas condiciones. Es capaz que cada uno esperábamos escuchar la respuesta del otro para ver si teníamos bien orientada la respuesta. En mi caso podrían decir lo que se les ocurriese ya que seguía sin tener una respuesta personal. Me costaba mucho dejar de lado vivencias personales, conocimientos de las más variadas formas de vivir, en el que su principal protagonista era ese personaje: SUFRIMIENTO.
El encargado de la charla o reunión, comenzó a golpear la mesa, como sin querer, con un lápiz. Y comenzaron los divagues y respuestas de las más variadas surgían de cada uno. Cuando me tocó, mi respuesta fue un seco y contundente NO. Cuando termino la rueda, me miraron y vino la pregunta de porque mi respuesta. Creo que tenemos que vivir o enfrentarnos a una situación así para saber cómo reaccionamos, sentir en carne propia el sufrimiento, para ver si no se “queman nuestros libros” en un segundo; necesitamos muy buena base moral y física para soportar el sufrimiento; nuestra paz interior, va a ser un elemento muy fuerte para ayudarme a tolerar, y que una cosa es decir y otra, muy distinta es vivir.
Me “saltaron” sobre el lomo y comenzaron a cuestionar mis argumentos. Llegó el momento que apareció Cristo, que dio su vida por toda la humanidad, a lo que le contesté que no soy capaz de dar un brazo por otro, menos aún dar mi vida.
Creo que del dicho al hecho existe un gran trecho, y muchas veces para quedar bien, decimos cosas que dudamos o no sabemos cuál va a ser mi reacción. Ojalá que esté equivocado y que existan muchas más personas, de la que uno piensan, que dan su vida por los demás.
Y cabe hacer la pregunta: ¿Usted es capaz de aguantar el sufrimiento? Cuantas cosas puede traer consigo esta pregunta.
Lo único que le voy a pedir es que antes de contestarse, de darse una respuesta, lo haga mirándose los ojos suyos frente a un espejo y que la contestación sea acorde a su forma de vivir o de obrar, como a usted le parece mejor. ¡Qué lindo y hermoso debe de ser ofrecer el sufrimiento de uno por todos aquellos que están pasando por un mal momento!